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Fermín Apezteguia

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Cómo limpiar una herida en diez pasos

El verano es tiempo de heridas, especialmente para los niños. Tienen mil y un posibilidades de hacerse algo. Juegos al aire libre, bicicletas, paseos por el campo, caídas en el parque… Nadie, sin embargo, está libre de ellas. Quizás por ello, la Sociedad Española de Heridas (SEHER) ha publicado una guía para el correcto cuidado de las heridas, que incluye un decálogo con cuestiones muy lógicas, que conviene tener en cuenta. Hay que lavarlas bien, las grandes y las pequeñas, no dejar que se formen costras, salvaguardarlas de los rayos del sol, cubrirlas, si se ve necesario, de manera que facilite la cicatrización…

Sobre cómo se deben curar las heridas, hay mil y un creencias populares. Por eso, la SEHER ha decidido incluir en su guía un espacio para alcarar los muchos mitos y realidades que existen en torno a este asunto.  Estas vacaciones, si le ocurre algo -¡ojalá no!-, téngalo presente.

Éste es el decálogo…

1.- Valorar la gravedad de la herida de manera inmediata para determinar si podemos atenderla nosotros mismos o debemos trasladar al paciente a un centro de salud

2.- Buscar un lugar adecuado donde poder tratar la herida de la persona.

3.- Lavarnos de forma exhaustiva las manos para prevenir una para prevenir una posible infección en la herida durante su manipulación.

4.- Detener la hemorragia en la herida, si la hubiera. Para controlarla, si se trata de una lesión leve, presionaremos sobre la zona afectada hasta lograr que se forme un coágulo y deje de fluir la sangre.

5.- Limpiar de forma integral la herida y sus alrededores, intentando empezar por el centro de la lesión y hacia los bordes. Lo haremos con suero fisiológico, solución estéril o agua de grifo limpia a chorro, de manera que facilitemos el arrastre de todos los restos de suciedad y cuerpos extraños que hubiera en la superficie de la lesión.

6.- Aplicar antisépticos, preferiblemente del tipo clorhexidina o, en su defecto, povidona yodada diluida para desinfectar la lesión y sus alrededores.

7.- Cubrir la herida con un apósito de cura en ambiente húmedo, anatómicamente adaptado, que replicará las condiciones fisiológicas de la piel sana en la zona de la lesión, permitiendo a las células moverse, crecer y dividirse de forma muy rápida, acelerando la cura de la herida y evitando la formación de costra, que en ocasiones trae como consecuencia la aparición de infecciones.

8.-Tratar el dolor, si lo hubiera, mediante un manejo suave de la herida y si fuese necesario con analgésicos de primera elección (paracetamol).

9.- Vigilar la evolución de la herida durante las 24 o 48 horas siguientes para detectar rápidamente si hubiera signos clínicos de infección (rubor, tumor, calor y dolor)

10.- Realizar las curas requeridas según las indicaciones del producto sanitario utilizado y las necesidades de la herida.

 

…Y esta toda la verdad sobre los mitos y realidades que cirulan en torno a las heridas:

* “No hay que hacer nada, es un rasguño sin importancia”

De eso nada. Todas las heridas precisan de atención por su posible sangrado, dolor y, sobre todo, riesgo de infección. Si no actuamos puede llegar a complicarse y, siendo una herida menor, originar un problema mayor.

* “Las heridas pequeñas es innecesario lavarlas”

Otro tremendo error, pues cualquier tipo de herida necesita de un lavado sencillo para evitar el riesgo de infección.

* “Si se lava con jabón de sosa, se cura antes”

Falso. El jabón casero es bueno para lavar materiales inertes. Al usarlo en el cuerpo humano seca la piel y altera la flora habitual encargada de mantener el ph ácido que nos protege contra las infecciones.

* “Deja que se haga costra, cura más rápido”

No es conveniente, pues la costra no es ni más ni menos que el depósito de sangre y tejido muerto que, al secarse, retrasa la cicatrización y puede facilitar su infección, sobre todo porque se ha demostrado que una herida curada en ambiente húmedo cicatriza más rápido que en ambiente seco.

* “Con curarlo una vez a la semana vale”

Depende. Cada herida tiene unas características únicas y diferentes a las demás que hacen que tengamos que adaptar tanto el tipo de material como el espaciamiento de las curas a unas variables a vigilar, como son la cantidad de exudado, el dolor, la infección, el tipo de apósito…

* “Las heridas al aire curan mejor”

Falso. La herida debe permanecer cubierta y si es posible con un apósito de cura en ambiente húmedo y anatómicamente adaptado, pues es el sistema que mejor replica las condiciones fisiológicas de la piel sana.

* “El sol ayuda a cicatrizar antes las heridas”

Tambien erróneo. El efecto de los rayos solares puede producir la inflamación de la zona herida, así como consecuencias negativas en la cicatrización. De hecho, se aconseja el uso de cremas protectioras solares en abundancia tanto en la cicatriz obtenida como en la zona que la rodea.

* “Usar remedios caseros es lo que mejor funciona”

Ni se le ocurra. No es aconsejable la utilización de remedios caseros (Emplastes, fomentos, barro, crema dental…) pues no tnemos evidencias de que puedan solucionar sin problemas la situación. Lo mejor es utilizar productos sanitarios de cura en ambiente húmedo, respaldados por la evidencia científica, para lograr una correcta cicatrización de la herida, sin complicaciones.

Si quiere saber más sobre el manejo de las heridas, puede descargarse el documento completo pinchando aquí.

La salud al alcance de cualquiera

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