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Fermín Apezteguia

Pasamos consulta

¿Es posible trabajar por la salud pública sin favorecer la prevención?

Los recortes en Sanidad ya han comenzado. El Ministerio que dirige Ana Mato ha decidido reducir el fondo para la lucha contra el sida al no reservar partida alguna en los presupuestos de 2012 para ayudar a las comunidades autónomas en sus programas contra la infección. Habrá que ver en qué se traduce todo esto, pero lo lógico sería esperar que las autonomías hicieran ahora lo propio y metieran la tijera por el mismo sitio por donde la ha metido el Gobierno del Partido Popular. Como los tratamientos ya se tocaron en su día y en muchos casos se perdió el logro histórico de reducir la terapia a una pastilla al día, ¿qué puede pasar ahora? Pues puede pasar de todo.

La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha explicado que sólo se ha prescindido de los “programas que eran complementarios y que ya cumplen las comunidades”; y que como consecuencia se han visto afectadas las partidas que se reservaban para la financiación del plan de salud bucodental y el sida. En otras palabras, que cada palo aguante su vela. Algunas autonomías como Valencia ya eliminaron en su día la dirección del Plan del Sida e integraron los servicios que desde allí se prestaban en otros ámbitos de la Administración, como el área de Salud Pública. No sería de extrañar que, con los tiempos que corren, lamentablemente, otros gobiernos también adopten la misma decisión. A pesar de que cada autonomía es una organización independiente, las cuestiones en materia sanitaria se toman cada vez más de manera consensuada; y en tiempos de crisis, más aún.

Las oenegés, que ya han pedido una reunión urgente con la ministra, hace tiempo que vienen quejándose de que les han recortado y/o congelado las subvenciones con las que organizan sus actividades. Cursos, jornadas, grupos de autoayuda, apoyo psicológico, prevención. ¿Van a recortarse los fondos destinados a prevención? ¿Con que consecuencias? El año pasado, según datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, se notificaron casi 3.000 nuevos casos de personas infectadas por el virus de la inmunideficiencia humana (VIH). La transmisión más frecuente fue entre hombres que mantienen sexo con otros hombres, con un 46% de los casos, un asunto que preocupa especialmente a las autoridades sanitarias y a los activistas contra el sida; aunque tampoco las relaciones heterosexuales parecen estar como para echar las campanas al vuelo.

El 33% de los diagnósticos se dieron por contactos heterosexuales no protegidos. En uno y otro caso, al final, sexo sin preservativo. Peligroso. Así que Sanidad puso en marcha la campaña ’30 años de logros, 30 años de retos’, y se comprometió a “intensificar la promoción del uso del preservativo y a continuar trabajando en la búsqueda de vacunas y métodos que reduzcan o eliminen el VIH del organismo”. El documento hecho público entonces reconocía que “a falta de una vacuna, la prevención continúa siendo el elemento más importante y eficaz”. Fue hace sólo 4 meses: Prevención. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Salud pública sin prevención? Hay cuestiones que los gobiernos tienen que empezar a contarnos.

 

 

 

La salud al alcance de cualquiera

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