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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Masacre

Nuestra especie y la violencia, unidas desde hace miles de años. A menudo se catalogan noticias que nos llegan como “la matanza más cruel”, “la más terrible de todos los tiempos”, “la más…”, “la más…”…En realidad, no podemos ignorar la historia de nuestra especie y de otras antecesoras de la nuestra. Siempre violencia, luchas y matanzas, y, como se ve en Atapuerca y en otros muchos yacimientos, evidencias de canibalismo. Es lo habitual en nuestra historia evolutiva. Fue solo hace unos 6000 años, más o menos, cuando la agricultura, la ganadería y el sedentarismo nos hicieron vivir juntos, en sociedades más amplias que los pequeños grupos familiares o tribales típicos de los cazadores recolectores. En estas sociedades de más tamaño, vivir en una relativa paz se convirtió en algo necesario. Es el principio de la ley y el orden que ahora conocemos. Y, a pesar de todo, de tanta civilización, somos una sociedad capaz de organizar guerras mundiales y de crear armas capaces de matar cientos de miles de personas de una sola vez. Nuestra especie es así y una matanza de 26 personas parece casi una bagatela, pero ocurrió en Centroeuropa hace unos 5000 años, en esa sociedad neolítica que algunos creen que era idílica.

Nos lo cuentan Christian Meyer y su grupo, de la Universidad de Mainz, en Alemania, y trata del Neolítico centroeuropeo, una época de profundos cambios en la que llegaban los primeros granjeros a sustituir a los cazadores recolectores. Eran de la cultura que utilizaba una cerámica peculiar, con adornos en bandas, y que se llama Cerámica Lineal (en alemán, Linearbandkeramik, o LBK), y una típicas hachuelas de piedra como herramientas y como armas.

Después de un tiempo, la cultura LBK desapareció. En dos yacimientos, en Alemania y en Austria, se habían encontrado fósiles con signos de ser restos de una matanza. Ahora, nuestros autores encuentran un tercer yacimiento en Alemania, en Schöneck-Kilianstädten, cerca de Frankfurt, con, por lo menos, 26 cadáveres enterrados en una fosa común.

La fosa es estrecha y alargada y mide 7.5 metros de largo por 0.3-1.0 metros de ancho. Son, con las debidas precauciones debidas a ser fragmentos de huesos, los cadáveres de 9 hombres, 2 mujeres y 2 de sexo indeterminado. Además, hay 13 menores de 21 años, con 1 de menos de 6 meses, 1 de entre 6 meses y 2 años, 2 de 2 a 3 años, 4 de 3 a 5 años, 3 de 5 a 7 años, 1 de 7 a 9 años y 1 de 16 a 21 años. Es decir, 13 adultos y 13 menores. La mayoría de los adultos tiene entre 20 y 30 años. Sus restos están fechados hace entre 4800 y 5200 años.

Los restos tienen, como signo de violencia, golpes y fracturas en el cráneo, sobre todo en el parietal izquierdo, típico golpe dado cara a cara por un diestro. El 87% de niños y adultos presentan evidencias de estos golpes. También tienen fracturas en los huesos largos: en el 63% en la tibia, el 20% en el húmero, el 16% en el radio y el 7% en el fémur. Es decir, además de golpes para matar hay signos de tortura.

Según los autores, esta masacre tiene como objetivo la aniquilación de una comunidad completa. No es una guerra entre tribus, es una táctica de conquista de territorio previa eliminación de quienes lo habitaban.

Para terminar, recuerden las primeras escenas de 2001, Una odisea en el espacio, 1968, dirigida por Stanley Kubrick que, me parece, tuvo razón sobre cómo eran los antepasados de nuestra especie, y nosotros también según esta investigación de Meyer.

 

*Meyer, C. y 3 colaboradores. 2015. The massacre mass grave of Schölneck-Kilianstädten reveals new insights into collective violence in Early Neolithic Central Europe. Proceedings of the National Academy of Sciences USA doi: 10.1073/pnas.1504365112

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