Es habitual asociar la violencia a que, en una sociedad concreta, haya más hombres que mujeres, es decir, a que el cociente de sexos sea mayor que 1. Ejemplos son China o la India, países con un aumento constante del número de hombres debido a su cultura machista que promueve abortos, abandonos e infanticidios contra las niñas. Como se supone que los hombres son más dados a las competiciones violentas que las mujeres, las sociedades con más hombres serán, en consecuencia, más violentas. Esta lógica está implícita en nuestra manera de pensar sobre la selección sexual de la pareja. Si hay más que mujeres en una sociedad concreta, esperamos que los hombres compitan entre sí con violencia debido a las pocas oportunidades que cada uno de ellos tiene para encontrar pareja. Por tanto, es fácil atribuir las tasas elevadas de violencia a un cociente entre sexos desviado porque, esencialmente, hay demasiados hombres. Ryan Schacht y su grupo, de la Universidad de California en Davis, han investigado en sociedades de todo el mundo si esta relación entre los hombres y la violencia se cumple.

Han repasado los datos conocidos sobre cociente de sexos y tasa de violencia en bases de datos de organismos internacionales como la ONU, el Banco Mundial o la OMS, y de más de 150 países incluyendo Estados Unidos, China y la India.

La primera conclusión está clara para Schacht y sus colegas: no existen patrón evidente, directo y sencillo de tasa de violencia en relación con el cociente de sexos. La relación es positiva en unos casos y negativa en otros, incluso para el mismo país en diferentes bases de datos. Tampoco pueden centrarse en datos más concretos como, por ejemplo, la violencia a la pareja o los homicidios de mujeres. Por ejemplo, en Estados Unidos se dan relaciones positivas o negativas con un mayor número de hombres que de mujeres según el estudio que estemos analizando. Es evidente que hay otros factores que influyen en la tasa de violencia y que todavía no conocemos.

*Schacht, R., K.L. Rauch & M.B. Mulder. 2014. Too many men: the violence problema? Trends in Ecology and Evolution 29: 214-222.