>

Blogs

Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Evolución en marcha

Probar la evolución en directo siempre ha sido una de las exigencias de los creacionistas. Se consigue a través del registro fósil o, simplemente, estudiando los seres vivos que viven en nuestro planeta, tal como hizo Darwin. Sin embargo, no es fácil ver funcionar a la evolución en vivo y en directo. A nuestra especie le falta tiempo de vida para hacerlo posible. Pero Richard Lenski pensó que podría conseguirlo si criaba el tiempo suficiente una especie con un ciclo vital rápido, por ejemplo, una bacteria. Con esta hipótesis comenzó hace 25 años este experimento en su laboratorio de la Universidad Estatal de Michigan en East Lansing, Estados Unidos, tal como nos lo relata Elizabeth Pennisi, periodista de la revista Science.

Son ya 58000 generaciones de la bacteria Escherichia coli las que han crecido y almacena Lansing en su laboratorio. Es el resultado actual, que no el final, del cultivo que inició en 1988 con 12 cepas idénticas de la bacteria. Han pasado por sus 4000 frascos de cultivo unas 1014 células  (100.000.000.000.000) y, cada 75 días, congelaba uno de esos frascos y lo guardaba para estudios futuros. Por ejemplo, si detectaba un cambio podía volver hacia atrás y ver cuando se había producido.

Uno de los cambios más espectaculares que se produjo en el cultivo es la disminución en el tiempo de cada generación, o sea, que la bacteria cada vez se divide más rápido, en concreto, 1.7 veces más rápido que las cepas originales. Si al principio necesitaban una hora, en los últimos cultivos les basta con algo menos de 40 minutos. En los 25 años que lleva funcionando el cultivo, lo conseguido equivale a un millón de años de evolución en homínidos.

Hay más cambios y hacia la generación 6500, cuando se llevaban unos tres años de cultivo, aparecieron dos Escherichia coli diferentes. Una de ellas era de menor tamaño y formaba colonias pequeñas y otra de más tamaño con colonias grandes. Los científicos supusieron que una de ellas terminaría con la otra pero no ocurrió así y ambas siguen conviviendo.

Otro cambio fue que en seis de las cepas originales apareció un defecto en la reparación del ADN cuando sufría algún daño. De nuevo, la hipótesis de los científicos resultó errónea. Pensaron que era un defecto genético importante que llevaría a esas seis cepas a la desaparición. Resultó lo contrario pues no reparar el ADN provocó que las cepas tuvieran una tasa de mutaciones mayor y a evolucionar con rapidez.

Los medios de crecimiento llevaban glucosa como fuente de energía y citrato para mantener el entorno adecuado para el crecimiento de las bacterias. Y apareció una mutación que provocó que las Escherichia coli se alimentaran de citrato y no de glucosa. El resultado de esta mutación fue que la reproducción se aceleró.

Como decía, Escherichia coli ha crecido y se ha reproducido durante 58000 generaciones en un ambiente estable y, sin embargo, no ha parado de evolucionar. . Por lo menos para estas bacterias la evolución no tiene fin, siempre está en marcha y no acaba nunca.

 

*Pennisi, E. 2013. The man who bottled evolution. Science 342: 790-793.

Temas

Por Eduardo Angulo

Sobre el autor

Buscar


diciembre 2014
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031