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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Regalar un regalo

Nadie se libra de recibir regalos que ya tiene, que no degustan o que son tan horribles que no querrá ni verlos. Una manera de recuperarse del disgusto y de que no se amontonen en casa chismes inútiles es, sin más, regalar el regalo “repe”, inútil o, sin más, feo. Y, quién sabe por qué, esto de regalar un regalo, a pesar de su conveniencia, es un tabú social en nuestra cultura, tal como aseguran Gabrielle Adams y su equipo, de la Escuela de Negocios de Londres. Aunque existen sociedades tradicionales, alguna de ellas en Nueva Guinea, donde regalar un regalo renueva el valor del objeto y es una práctica social aceptada. En nuestra sociedad, como decía, regalar un regalo es un acto muy criticado, a veces explícitamente, lo que implica que se haya convertido en una prohibición social.

Para aprender algo sobre este asunto, repasemos los trabajos de Gabrielle Adams. Con 55 voluntarios, 36 de ellos mujeres y con una edad media de 31.6 años, los autores van a averiguar si regalar un regalo es ofensivo o no y que se piensa de ello, tanto el que da como el que recibe y que, a su vez, vuelve a regalar, puesto que en este proceso hay, como ven, tres actores. Pues bien, en general, los que reregalan sobreestiman lo ofendido que se siente el que regaló ese regalo originalmente.

En un segundo estudio con 178 voluntarios, de ellos 117 mujeres y 49 años de edad media, Adams va a preguntar sobre si es más o menos ofensivo regalar de nuevo un regalo, como decía antes, “repe”, inútil o feo, o destruirlo. El resultado es claro y, para el que regaló el regalo, para el que lo reregala y para el que recibe el reregalo, tirarlo a la basura ofende más.

Más adelante, en 33 voluntarios, con 17 mujeres y 21 años de edad media, detectan que los que regalaron el regalo original creen que los que reregalan tienen derecho a hacerlo, incluso piensan que tienen más derecho que el que reregala siente que tiene. Incluso aunque el regalo sea horrible y los tres actores del asunto estén de acuerdo en ello, todos siguen pensando que quien recibió el regalo tiene derecho a reregalarlo.

Gabrielle Adams llega a convencer a los voluntarios, en este estudio son 71, con 38 mujeres y una edad media de 21.8 años, de que existe el Día Nacional del Reregalo, y repiten las encuestas anteriores. Como los voluntarios sienten que la existencia de una Día Nacional como este legitima el reregalo y ha dejado de ser, por lo menos en parte, un tabú social, pues aumentan la práctica del reregalo un 30%. Y crece también, en los que recibieron el regalo original, la sensación de que tienen derecho a reregalarlo si les apetece.

Ya ven, pensamos que todos los que intervienen en el regalo y el reregalo, el que regaló, el que reregaló y el que recibe el reregalo, están, o se pueden sentir, más ofendidos de lo que en realidad están. Y no es así. Para solucionar este embrollo, Adams propone que los que regalan aseguren a los que reciben el regalo que no se sentirán ofendidos si lo reregalan. Es más, y esto es propuesta mía, deberíamos instituir el Día Nacional del Reregalo o, todavía mejor, esta próxima Navidad, teniendo en cuenta la crisis y que quizá no estamos todos como para regalar, que la proclamemos como la Navidad del Reregalo. Adelante, no sean tímidos. Y, si alguien se ofende, explíquenle los estudios de Gabrielle Adams y sus conclusiones.

 

*Adams, G.S., F.J. Flynn & M.I: Norton. 2012. The gifts we keep on giving: Documenting and destigmatizing the regifting taboo. Psychological Science DOI:10.1177/0956797612439718

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Por Eduardo Angulo

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