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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Pico Carpintero Bellotero

Su nombre científico es Melanerpes formicivorus y es conocido como Pico Carpintero Bellotero o Pico Carpintero Arlequín. Mide 21 centímetros de la cabeza a la cola y pesa unos 85 gramos. Tiene la espalda negra, el vientre blanco con una banda negra en el tórax, en la cara lleva una llamativa máscara blanca y negra y la parte superior de la cabeza es de un brillante color rojo. Vive en la costa del Pacífico desde el sur de Estados Unidos hasta Colombia.

Bellotero se le llama pues son las bellotas su principal alimento (también las hormigas, como nos refiere su nombre científico). Guarda las bellotas en árboles granero en los que coloca una bellota en cada agujero que excava con el pico. Se han contado hasta 60000 agujeros por árbol y por año; una vez, en Arizona, se recogieron 225 kilos de bellotas de un depósito de agua de madera de esos tan típicos en las pelis del Oeste.

Lorna Gibson, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (el famoso MIT) de Cambridge, calculó, con grabaciones en video, la velocidad y deceleración de la cabeza y pico de esta ave cuando ataca el árbol para horadar un agujero. Para hacerlos una idea, nuestro cerebro lo pasa fatal cuando choca nuestra cabeza contra algo sólido, una pared por ejemplo, y sufre una deceleración de 300 g (unidad de aceleración de la fuerza de gravedad; son 9.81 metros por segundo). En el momento del choque, el cerebro se mueve dentro del cráneo, adelante y atrás, como gelatina en una taza, chocando contra las paredes de hueso y causando derrames y hematomas. Según la autora, el Pico Carpintero Bellotero aguanta deceleraciones entre 2 y 5 veces mayores. Da de 18 a 22 golpes por segundo, con una velocidad máxima de unos 27 kilómetros por hora y una deceleración de 600 a 1500 g. Háganse una idea de que un caminar rápido supone unos 6 kilómetros por hora; pues, si van a 27 kilómetros por hora, la velocidad es casi 5 veces mayor y van y chocan contra una pared. Ya a 6 por hora el golpe es fuerte, pues a 27 es fenomenal. Y Gibson se pregunta cómo es posible que el Pico Carpintero Bellotero, con 18 a 22 golpes por segundo de esa envergadura, no le pase nada y no acabe con el cerebro destrozado.

Sugiere tres razones. La primera es que tanto el cerebro como el cráneo son pequeños lo que implica que el área del cerebro que recibe los golpes es también pequeña. En segundo lugar, el golpe dura muy poco, es muy rápido y el movimiento se invierte con tal inmediatez que se evita el daño cerebral. Y, por la forma del cráneo y por cómo se aloja el cerebro en su interior, se transmite hacia la parte anterior del cráneo, construida con hueso esponjoso y fuerte, y evita la parte posterior del cráneo, mucho más débil. Además, el cráneo aloja el cerebro de tal manera que este, al recibir el golpe, se apoya en toda la zona anterior, por encima de los ojos, zona con forma abombada y que amortigua el golpe con eficacia. Así, el golpe se distribuye por cerebro y cráneo y no se concentra en un solo punto.

Como todo lo biológico y si sabemos aprovecharlo, este aguante del Bellotero puede servir para desarrollar algún sistema que absorba golpes repetidos y evite daños a cualquier tipo de máquina que contenga. Así lo vieron Song-Hee Yon y Sungmin Park, de la Universidad de California en Berkeley, y estudiaron, con tomografía computerizada de rayos X, todo el sistema anti golpes del Bellotero: pico, cráneo, hioides (hueso de la garganta), hueso esponjoso y hueso compacto del cráneo, y líquido cerebroespinal. Todo ello forma un sistema completo, contribuyendo a ello todos sus componentes. Copiando el diseño, los de Berkeley desarrollan un modelo de micro cristales empaquetados entre placas metálicas con superficie visco elástica y unidos por pernos que reproducen el hueso esponjoso. Con este sistema, a 60000 g se rompen el 0.7% de las estructuras mientras que con el sistema tradicional a base de resina, las roturas llegan al 26.4%.

*Gibson, L.J. 2006. Woodpecker pecking: how woodpeckers avoid brain injury. Journal of Zoology 270: 462-465.

*Yon, S.-H. & S. Park. 2011. A mechanical analysis of woodpecker drumming and its application to shock-absorbing systems. Bioinspiration & Biomimetics 6: 016003

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Por Eduardo Angulo

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