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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Fritz Haber

Otro de esos científicos que parecen tener dos caras, como aquel dios romano, Juno, que por delante o por detrás presentaba distinto rostro. Hay científicos así, a los que les interesa más la investigación científica que las repercusiones de lo que, en concreto, investigan. Sin una fuerte base ética, por el gusto de hacer ciencia, por lo que tiene de lúdico y de desafío personal, se puede llegar a investigar cualquier cosa. Y Fritz Haber lo hizo: es el responsable de que millones de personas no muriesen de hambre, y también es responsable de una muerte cruel para millones de personas.

Fritz Jacob Haber nació en la actual Wroclaw, en Polonia, en 1868, cuando la ciudad se llamaba Breslau y pertenecía a Prusia. De 1886 a 1891 se formó como químico en la Universidad de Heidelberg y en la Universidad Politécnica de Berlín. Se casó en 1901 con Clara Immerwahr y, antes de iniciarse en la investigación, trabajó en el negocio de importación de colorantes de su padre y en el Instituto de Tecnología de Zurich, en Suiza.
Comenzó a investigar cuando ingresó en el Instituto de Tecnología Química de Karlsruhe. De 1894 a 1911 sus investigaciones se centraron en la síntesis del amoniaco a partir de nitrógeno y su conversión en nitrato. Era una reacción importante en un mundo que empezaba a necesitar alimentos y en el que el mejor fertilizante de los cultivos era el estiércol, por su aporte en nitrógeno, y los yacimientos de nitrato, sobre todo el procedente de Chile cuyo origen eran las heces de las aves. La obtención sintética de nitratos permitió la fabricación en cantidad de fertilizantes (y de explosivos) y el aumento de la producción agrícola en todo el planeta.
En 1911 se trasladó como director al Instituto de Física y Electroquímica de Berlín. Y en 1914, cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, Fritz Haber organizó el Departamento de Guerra Química del Ministerio de la Guerra y la investigación y desarrollo de potentes gases venenosos, como el gas mostaza que produce dolorosas ampollas en la piel y en las mucosas. Para probar estos gases, el ejército puso a disposición de Haber una compañía de infantería y 5000 botellas metálicas. El resultado fue 15000 soldados enemigos heridos y muertos y el suicidio de su esposa Clara, horrorizada por lo que había hecho su marido. Clara murió el 1 de mayo; al día siguiente su hijo de 14 años fue el único que asistió al entierro pues su padre había partido para el frente. Dios, Patria y Ciencia era uno de los lemas del Káiser Guillermo II, y Haber era un patriota alemán y lo seguía sin dudar.
Más adelante, en 1919 y una vez terminada la guerra, Haber vuelve a interesarse por temas agrícolas y desarrolla un gas venenoso que contiene ácido cianhídrico. Le llama Zyklon B. En 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, la empresa que lo fabrica ve subir enormemente los pedidos por parte del gobierno nazi: el Zyklon B es uno de los gases más utilizados en los campos de exterminio para asesinar judíos…
En 1918 se concedió a Huber el Premio Nobel de Química. Acababa de finalizar la guerra y muchos de sus colegas se opusieron a la concesión del Nobel y, por ello, no lo pudo recoger hasta 1920.
A pesar de su contribución en la Primera Guerra Mundial y de que en 1892 Haber abandonó el judaísmo por el luteranismo y desapareció el Jacob que aparecía en su nombre, el régimen nazi lo expulsó de Alemania por su origen judío. Adolf Hitler era cabo en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial. Durante un ataque aliado con gases venenosos, resultó herido y quedó temporalmente ciego. Años más tarde declaró que aquella noche, ciego y en el hospital, se prometió a sí mismo que, si recobraba la vista, se dedicaría a la política. Han pasado veinte años y Fritz Haber muere en el exilio por ser judío, en Basilea, Suiza, el 29 de enero de 1934.
*Goran, M. 1947. The present-day significance of Fritz Haber. American Scientist 35: 400-403.
*Fritz Haber. Biography. Nobelprize.org 19 Jun 2010. http://nobelprize.org/nobel_prizes/chemistry/laureates/1918/haber-bio.html
*Perutz, M. 1997. Le cabinet du docteur Fritz Haber. La Recherche nº 297, Decembre.
*Simaan, A. 2008. Grandeza e decadência de Fritz Haber. Boletim de la Sociedade Portuguesa de Química 19-25.

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