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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Antojos

antojo.

(Del lat. ante oc?lum, delante del ojo).

1. m. Deseo vivo y pasajero de algo.

2. m. Juicio o aprehensión que se hace de algo sin bastante examen.

3. m. Lunar, mancha o tumor eréctil que suelen presentar en la piel algunas personas, y que el vulgo atribuye a caprichos no satisfechos de sus madres durante el embarazo.

4. m. coloq. P. Vasco. Fastidio, asco, hastío.

5. m. pl. ant. anteojo (? instrumento óptico).

6. m. pl. germ. grillos (? de los presos).

pica2.

(Del lat. pica, urraca).

1. f. Med. Afición del apetito a comer materias extrañas, tierra, etc.

Ya ven, según el Diccionario, un antojo es una mancha en la piel, lunar o verruga, del recién nacido que se atribuye a un capricho no satisfecho en la alimenta de la embarazada. Su forma nos permite adivinar cuál es el alimento encaprichado y no cumplido; es pura pareidolia, o estímulo visual interpretado como una imagen reconocible.

Todo lo dicho es así, pero también es cierto que las embarazadas se ponen raras a la hora de comer. El fenómeno general, que incluye a las embarazadas, se llama pica, o ansia compulsiva de comer sustancias poco habituales en el momento o, sin más, incomibles. La pica es un enigma y el antojo, que es parte de la pica, pues también lo es. Sera Young y su grupo, de la Universidad de California en Davis, han tratado la pica en relación con las embarazadas con revisiones y nuevos métodos. A nivel mundial, han propuesto que la pica sirve para resolver carencias de nutrientes durante el embarazo, sobre todo hierro, zinc o calcio; también puede haber un componente cultural, atenuar algún estrés psicológico provocado por el embarazo, simplemente quitar el hambre, regular malas digestiones o protegerse contra parásitos y bacterias. Luego volveré sobre este asunto de la causa de la pica en embarazadas.

La sustancia más comida por las embarazadas, en todo el mundo, es la tierra en lo que se llama geofagia. Hay colectivos de embarazadas en determinadas culturas, sobre todo en el África Tropical, en que hasta el 60% comen tierra. Más o menos, entre 20 y 40 gramos por ración. Incluso se cocina esa tierra, se cuece o se fríe o se seca al sol. También otras especies animales, primates y herbívoros, comen tierra.

La segunda sustancia en este ranking es el almidón o la harina cruda procedentes de cereales como el arroz o el trigo o de plantas como la yuca o tubérculos como la patata, el nabo o la remolacha. Se llama amilofagia y su consumo va de pocos gramos hasta el kilo al día.

Y, en tercer lugar, está el hielo en lo que se llama pagofagia. La dosis es de algunos vasos al día hasta casos extremos de varios kilos. Es curioso que algunas correlaciones estadísticas indiquen que la ingesta de hielo se relaciona con la carencia de hierro en la embarazada, tan habitual en estos casos.

Bien, visto el ranking, si se pregunta a la embarazada por qué come lo que come, no sabe responder, es pura ansia de comer sin una causa concreta. El grupo de Sera Young, después de revisar las evidencias ha llegado a la conclusión de que la única causa probable de la pica en embarazadas, con todavía muchos trabajo por delante hasta encontrar pruebas más firmes, es la defensa contra los parásitos y las bacterias. El paso por el tubo digestivo de tierra o de harina o almidón crudos, según Sera Young, lo limpia de partículas a partir de un determinado tamaño, y entre ellas a todos estos organismos patógenos.

Una opinión coincidente, aunque con un enfoque distinto, es la de Gerald Callahan, de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins. Para este autor, la razón de la pica es activar el sistema inmune de la embarazada y, como los grandes comedores de tierra son los niños, pues también el de los niños. Esta activación que, en nuestro superlimpio primer mundo no tiene lugar pues los niños rara vez juegan en contacto con la tierra, es, según Callahan, la causante del auge de alergias y eczemas infantiles. Aunque también es cierto que se han tenido que desarrollar, por el grupo de Edgard Calabrese, de la Universidad de Massachussets en Amherst, complicadas ecuaciones para calcular la cantidad de sustancias peligrosas que un niño puede tomar de un suelo contaminado cuando juega sobre él y come tierra.

Bueno, ahora, vamos a comentar los antojos, nuestros antojos que, habitualmente, no piden comer tierra, almidón o hielo sino más bien pasteles de nata o pepinillos en vinagre. No he encontrado bibliografía cercana a nosotros y por ello voy a explicar el trabajo de Lisa Belzer y su grupo de la Universidad Rutgers de New Brunswick, en Estados Unidos. Trabaja con 108 mujeres embarazadas, más de la mitad de origen hispano, de 18 a 45 años, y que entran en el estudio a lo largo de un periodo de tres años, según se confirma el embarazo. Hacen entrevistas semanales sobre su alimentación a partir de la semana 12, cuando desaparecen las típicas náuseas y vómitos del principio del embarazo. Los alimentos, en las encuestas, se dividen en dulces, salados (encurtidos, patatas fritas, sopas,…), sabrosos (huevos, carne, pizza, sándwich,…), lácteos no dulces (leche, queso, yogur) y otros (hielo, verduras, agua).

Según los resultados, en este grupo predomina los dulces y los alimentos sabrosos; los otros alimentos casi ni aparecen. Por ejemplo, en las semanas finales del embarazo y en el posparto, el 55% de las embarazadas declara comer sobre todo dulces; algunas de ellas tienen hasta 12 ataque de antojo de dulces por semana. Lo sabroso, en un porcentaje de alrededor del 20%, se mantiene estable a lo largo del embarazo.

En fin, para terminar, antojos los hay, muchos y variados, formando parte de un enigma mayor y más extendido que se llama pica. Sin embargo, el por qué de antojos y pica se desconoce.

*Belzer, L.M., J.C. Smulian, S.-E. Lu & B.J. Tepper. 2010. Food cravings and intake of sweet foods in healthy pregnancy and mild gestational diabetes mellitus. A prospective study. Appetite doi:10.1016/j.appet.2010.09.014

*Calabrese, E.J., E.J. Stanek III, P. Pekow & R.M. Barnes. 1997. Soil ingestion estimates for children residing a Superfund site. Ecotoxicology and Environmental Safety 36: 258-268.

*Callahan, G.N. 2003. Eating dirt. Emerging Infectious Diseases 9: 1016-1021.

*Young, S.L. 2010. Pica in pregnancy: New ideas about an old condition. Annual Review of Nutrition 30: 403-422.

*Young, S.L:, M.J. Wilson, D. Miller & S. Hillier. 2008. Toward a comprehensive approach to the collection and analysis of pica substances, with emphasis on geophagic materials. PLoS ONE 3: e3147.

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