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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Cabreo

Ya estamos de vuelta de vacaciones y, además, sabiendo que quedan algunos, o muchos, felices mortales que ahora van a disfrutarlas. En fin, ¿qué os sugiere todo esto? Cabreo, ira, envidia, o depresión y quién sabe qué más. Pero no, hay que controlarse; relajación, respirar hondo, dormitar de vez en cuando, ya se sabe que la siesta es un gran invento, o cualquier otra solución que nos tranquilice. Porque deben saber que la ira es mala para la tensión sanguínea. Hace bien poco, en julio, o sea que antes de las vacaciones, Tasneem Naqvi y Hahn Hyuhn, de la Universidad del Sur de California en Los Angeles, publicaron un artículo que demuestra que la ira no es buen sistema para mantener controlada la tensión sanguínea en el cerebro. Evaluaron el flujo de sangre al cerebro y las reacciones de la arteria carótida respecto del estrés mental en 10 jóvenes sanos, 20 adultos (de 38 a 60 años) sanos y en 28 pacientes con hipertensión.

No he conseguido aclarame de cómo los autores provocan el estrés en los voluntarios (es una información que supongo que a todos nos puede ser útil en alguna ocasión). Si alguien entiende de lo siguiente, quizá nos lo pueda explicar a todos. Utilizan el test de Stroop de conflicto de palabras de colores, la sustracción de series de siete en matemáticas, y el test de provocar la ira de Ironson. Sea lo que sea, el resultado es curioso: en los hipertensos, la tensión prácticamente no varía mientras que, en los sujetos sanos, aumenta el flujo sanguíneo al cerebro. Como es habitual y como se esperaba que los hipertensos serían los más sufridores pues los investigadores, sin muchas pruebas, llegan a la conclusión de que en estos pacientes no hay aumento de tensión porque su sistema circulatorio cerebral ya estaba averiado por su tensión alta.

Es decir, que mejor que no se enfaden; y, si no lo pueden aguantar, hay maneras de solucionarlo. Por ejemplo, hace ya unos años, Michael Miller y su grupo, de la Universidad de Maryland, en Baltimore, publicaron un breve trabajo que demostraba que, para nuestra tensión sanguínea, es mucho mejor ver Algo pasa con Mary o Vaya par de idiotas que la primeras escena de Salvad al soldado Ryan. Los autores proyectaron media hora de cada una de estas películas a los 20 voluntarios sanos que participaron en el experimento. Entre una y otra película, pasaban como mínimo 48 horas. Y los resultados demuestran que el flujo sanguíneo disminuyó en 14 de los 20 participantes después de ver una comedia, y aumentó en 19 de los 20 tras Salvad al soldado Ryan. La diferencia entre la risa y la angustia, en cuanto al flujo sanguíneo, es de más del 50%. Según los autores, ver una película angustiosa es como recordar episodios de ira o hacer cálculos aritméticos mentales (¿quién nos iba a decir que las matemáticas son una fuente de estrés, por lo menos para una mayoría de la población?). En cambio, ver una película de risa (así decíamos cuando yo era joven) es como hacer ejercicio aeróbico o comenzar un tratamiento para el corazón. O sea, que ríanse, por favor.

*Miller, M., C. Mangano, Y. Park, R. Goel, G.D. Plotnik & R.A. Vogel. 2006. Impact of cinematic viewing on endothelial function. Heart 92: 261-262.

*Naqvi, T.Z. & H.K. Hyuhn. 2009. Cerevascular mental stress reactivity is impaired in hypertension. Cardiovascular Ultrasound 7: 32 doi:10.1186/1476-7120-7-32

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Por Eduardo Angulo

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