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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Móvil

Lo que viene a continuación fue la decepción de una esperanza. Anne Charlton, de la Universidad de Manchester, y Clive Bates, de la organización Acción Tabaco y Salud, aseguraron a finales de 2000, que la caída de la tasa de fumadores entre los adolescentes de Gran Bretaña, a partir del máximo alcanzado en 1996, se debía al aumento, desde la misma fecha más o menos, del uso del teléfono móvil. Los autores afirmaban que los móviles ofrecen a los adolescentes lo mismo que buscan en el tabaco: un modo de vida adulto, individualidad, sociabilidad en el grupo, un cierto aire de rebeldía,… Por eso, las campañas publicitarias de las compañías de teléfonos móviles se parecen a las de las tabaqueras y ofrecen lo mismo: autoestima e identidad. Entre los jóvenes, los móviles se han vuelto indispensables para el grupo que organiza en torno y a través de ellos su vida social. Desde un punto de vista más práctico, en la paga del adolescecnte compiten móvil y tabaco, sobre todo si aquel es de tarjeta prepago. Si hay que elegir, el joven conseguirá pasar a contrato y que la factura del móvil la abonen sus padres.
Pero a continuación de la publicación de este estudio, llegaron las críticas. En primer lugar, por el mal uso de los datos y de las técnicas estadísticas (Trevor Jones, de la empresa Marketing Databasics), y en segundo lugar, en datos de Italia (Giovanni Invernizzi y su grupo) y Suiza (Chung-Yoi Lee, de la Universidad de Zurich) no se observa ninguna relación entre el uso de los teléfonos móviles y el porcentaje de fumadores entre los adolescentes. Tampoco en Finlandia, donde Leena Koivusilta y su equipo, de la Universidad de Turku, en un trabajo exhaustivo que comprende entrevistas y datos de 9309 adolescentes entre 14 y 18 años, hay relación entre tabaco y móviles.
Y encima los móviles dan dolor de cabeza. Por lo menos en Singapur. Sig-Eng Chia y su grupo, de la Universidad de Singapur, entrevistaron a 808 usuarios de teléfono de móvil y descubrieron que al 65% (dos de cada tres) les dolía la cabeza y que era mayor el porcentaje cuanto mayor era el tiempo de uso del móvil. En cambio, el uso del sistema de manos libres bajaba el porcentaje de doloridos hasta el 40%.
Pero todo no va a ser tan nefasto en relación con los móviles. En Nueva Zelanda, según nos cuentan Anthony Rodgers y su equipo, de la Universidad de Auckland, han puesto en marcha una campaña de SMS personalizados a jóvenes de alrededor de 15 años con mensajesa móviles llamando a dejar el tabaco. De los 1705 adolescentes implicados en la campaña, un 28% dejó de fumar, frente a un 13% de los jóvenes que no recibían el mensaje en su móvil. Puede ser un sistema apropiado a la edad y costumbres de los sujetos y, en consecuencia, eficaz en la lucha contra el tabaquismo en la adolescencia.

*Charlton, A. & C. Bates. 2000. Decline in teenage smoking with rise in mobile phone ownership: hypothesis. British Medical Journal 321: 1155.
*Chia, S.-E., H.-P. Chia & J.-S. Tan. 2000. Prevalence of headache among handheld cellular telephone users in Singapore: A community study. Environmental Health Perspectives 108: 1059-1062.
*Invernizzi, G., R. Boffi, R. Mazza & P. Paredi. 2001. Italian data don’t show the same pattern. British Medical Journal 322: 616.
*Jones, T. 2001. Data heve been wrongly interpreted. British Medical Journal 322: 616.
*Koivusilta, L., T. Lintonen & A. Rimpela. 2003. Mobile phone use has not replaced smoking in adolescence. British Medical Journal 326: 161.
*Lee, C.-Y. 2001. No correlation in Switzerland either. British Medical Journal 322: 616.
*Rodgers, A., T. Corbett, D. Bramley, T. Riddell, M. Wills, R.-B. Lin & M. Jones. 2005. Do u smoke after txt? Results of a randomised trial of smoking cessation using mobile phone text messaging. Tobacco Control 14: 255-261.

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