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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Pene

Mi cerebro es mi segundo órgano favorito.
Woody Allen.

…se halla relacionado con el entendimiento y a veces tiene un entendimiento propio. A veces se muestra reacio y trata de salirse con la suya, a pesar de que la voluntad del hombre es excitarlo; y a veces se excita a sí mismo, sin permiso del hombre, despierto o dormido, y hace lo que quiere. A veces el hombre duerme, pero él está despierto, y a veces el hombre está despierto, pero él duerme. A veces quisiera el hombre usarlo, pero él no tiene ganas, y a veces él tiene ganas, pero el hombre se lo prohíbe. Por lo tanto, parece como si esta cosa viva tuviera sentimientos propios y un entendimiento independiente del del hombre; y creo que el hombre no es justo al avergonzarse de nombrarlo, y no digamos de exhibirlo. Al contrario, lo cubre y esconde siempre, aunque en realidad tendría que adornarlo y mostrarlo solemnemente al igual que un ayudante idóneo.
Leonardo da Vinci.

El pene es asunto importante; algo que preocupa tanto al gran Leonardo tiene que ser cosa seria. Cuando no funciona como es debido provoca grandes preocupaciones, aunque no las que menciona Leonardo, que son las normales y habituales. Por ejemplo, en la India, donde la falta de erección es causa de ansiedad sexual tal como nos cuentan el doctor S.K. Das y sus colegas, del Hospital Doctor Ram Manohar Lohia, de Nueva Delhi. La causa que el pene no ereccione puede ser orgánica o psicológica. Para descartar el fallo orgánico, se debe detectar si hay tumescencia nocturana del pene. Si no la hay, la causa es orgánica; si la hay, es psicológica. En los países desarrollados, para detectar la tumescencia nocturna se utilizan complicados instrumentos que no existen en países con menos medios y, entre ellos, está la India.
Para paliar esta falta de técnicas sencillas y baratas, el doctor Das y sus colegas han desarrollado el test del sello de correos. Explican a sus pacientes con problemas de erección o eyaculación que las erecciones nocturnas son una prueba de potencia sexual. Y para detectar la erección nocturna en los pacientes, cada uno de ellos debe pegarse, al acostarse, un sello de correos en el pene y repetirlo cuatro días. Los sellos rotos o desprendidos a la mañana siguiente prueban la erección nocturna. De 69 pacientes con problemas, sólo seis fallaron; para el resto, el diagnóstico era de que su ansiedad sexual tenía una base psicológica. La mayoría de los pacientes, al comprobar que su dolencia era psicológica, mejoraron con rapidez. Es un test sencillo, barato y rápido. Los autores agradecerían entrar en contacto con otros investigadores que lo hayan utilizado.
Esta prueba, propuesta por el doctor Das en 1993, se ha perfeccionado: ya no es un sello, es una tira de seis y se espera que se rompa por las perforaciones; no se debe tomar alcohol ni sedantes ni antes ni durante el test; se repite tres noches y el resultado normal es que los sellos se separen por lo menos una noche. Por lo tanto, ya saben, si hay algún problema, pasen por el estanco.
Pero la disfunción eréctil puede tener también un significado evolutivo. Así lo ha propuesto el doctor Ofer N. Gofrit, de la Universidad Hebrea-Hadassah, de Jerusalén. La supervivencia de la especie depende de la transferencia estable del material genético de una generación a la siguiente. Además, entre los mamíferos, incluyendo a los humanos, hay que proveer a la progenie de alimento y de un entorno adecuado para su desarrollo, debido al retraso típico en los jóvenes de este grupo en alcanzar la madurez (según los sociólogos, la juventud en la especie humana se va acercando a los cuarenta años; hace un siglo había abuelos de esa edad). En fin, si el pene no funciona, no hay transferencia de material genético y no hay reproducción. La disfunción eréctil, que impide la reproducción, puede ser un síntoma de que el ADN de los espermatozoides no está en el estado adecuado o, quizá, de que el sujeto no goza de la salud adecuada para criar a los hijos. Evitar la reproducción, sea cual sea la causa, es entonces una decisión evolutivamente correcta. Con la disfunción eréctil se asocian, por ejemplo, la edad, la diabetes, el fallo renal crónico, la cirrosis o anormalidades cromosómicas.
Por otra parte, y desde el punto de vista más conceptual y teórico, Alain Caizergues y Marcel Lambrechts intentan responder a la pregunta de por qué la especie humana, y los mamíferos en general, tienen semejante apéndice. En otro apartado de estos textos ya hemos sabido de las investigaciones de estos autores, y la hipótesis que proponen es la misma que para el machismo. Los mamíferos tienen pene y las aves, no, y Caizergues y Lambrechts se preguntan el por qué. Y responden a su pregunta asegurando que los machos tienen pene por que tienen brazos y, en cambio, las aves no tienen porque tienen alas. El pene sólo es importante cuando los machos pueden forzar a las hembras remisas a la cópula y ellos sólo es posible cuando se las puede sujetar, obviamente, con los brazos, acción que es imposible con las alas. Por cierto, y como truco evolutivo para perpetuar los genes, hay insectos que con el pene depositan su esperma en la hembra y, a la vez, retiran el esperma de los machos que han copulado antes con ella.
En cuanto al discutido tema del tamaño del pene en la especie humana, según Hunter Wessells y su grupo, de la Universidad de California en San Francisco, y después de medir el pene a ochenta hombres sanos antes y después de provocar una erección con fármacos, los tamaños medios son de 8,8 centímetros y 12,9 centímetros en los estados flácido y erecto, respectivamente.
Un resultado peculiar y quizá polémico es el obtenido por Anthony Bogaert, de la Universidad Brock, en St. Catharines, Canadá, y Scott Hershberger, de la Universidad del estado de California en Long Beach, al comparar el tamaño del pene en homosexuales y heterosexuales. Después de analizar las medidas de 5122 hombres, de los que 935 se declaran homosexuales, estos últimos tienen el pene más ancho, con diferencias estadísticamente significativas. El resto de medidas no presentan diferencias.
Existe la creencia popular de que el tamaño del pene está directamente relacionado con la masculinidad y de que ese tamaño se puede deducir, ya que en la cultura occidental no es visible sin mayores problemas, con alguna otra característica corporal y, sobre todo, con el tamaño del pie. J. Shah y N. Christopher, del Hospital St. Mary’s, de Londres, midieron el pene de 104 hombres y lo relacionaron con el tamaño del pie. La media del pene erecto fue de 13 centímetros y la talla de pie de 43. No hay ninguna relación entre ambas medidas. En resumen, a zapato grande, pene imprevisible.
Y para acabar, un récord, el pene más largo en relación al tamaño del cuerpo: es la babosa Ariolimax dolichocephallus, de Norteamérica, con un pene de unos ochenta centímetros en un cuerpo de algo más de quince centímetros, es decir, más de cinco veces el pene que el cuerpo en el que se aloja. Llevando estas medidas a la especie humana, el pene debería medir más o menos siete metros. Y hablando de extraños comportamientos amorosos, también es otra babosa del mismo género, Ariolimax, la que tiene la costumbre de arrancar, masticar y, a veces, tragar, el pene de la pareja una vez finalizada la cópula. En algunas especies, se arrancan el pene y lo insertan en la vagina de la pareja para impedir nuevas cópulas.

*Bogaert, A.F. & S. Hershberger. 1999. The relation between sexual orientation and penile size. Archives of Sexual Behavior 28: 213-221.
*Caizergues, A. & M.M. Lambrechts. 1999. Male “macho” mammals exploiting females versus male “Don Juan” birds exploited by females: the opposite-sex exploitation (OSEX) theory. Ecology Letters 2: 204-206.
*Das, S.K., S.N. Deshpande & R.S. Nagpal. 1993. Postage stamps test for sexual disorders. British Journal of Psychiatry 163: 128.
*Gilbert, S.M. 2003. Erection self-test. Medical Encyclopaedia. http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/article/003339.htm
*Gofrit, O.N. 2006. The evolutionary role of erectile dysfunction. Medical Hypotheses 67: 1245-1249.
*Reise, H. & J.M. Hutchinson. 2002. Penis-biting slugs: wild claims and confusions. Trends in Ecology and Evolution 17: 163.
*Schilthuizen, M. 2005. The darting game in snails and slugs. Trends in Ecology and Evolution 20: 581-584.
*Shah, J. & N. Christopher. 2002. Can shoe size predict penile lenght? British Journal of Urology International 90: 586-587.
*Wendt, H. 1964. La vida amorosa de los animales. Ed. Noguer. Barcelona. 429 pp.
*Wessells, H., T.F. Lue & J.W. McAninch. 1996. Penile lenght in the flaccid and erect states: Guidelines for penile augmentation. Journal of Urology 156: 995-997.

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