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Jesús Zulet

Ja-ja

La Nasa y C. Sagan, de dibujos: npi

Cuando leen eso de que la mayoría de adultos de las sociedades occidentales no han evolucionado en su expresión gráfica más allá de los 8 o 9 años, la mayoría piensa que eso no va con ellos. Tampoco va con las personas medianamente inteligentes. O que no tiene mayor consistencia ni interés, más o menos como la habilidad de la papiroflexia por poner una rara afición. Les molesta aceptar las profundas implicaciones en importantes capacidades humanas, en la capacidad de observación, en la capacidad de representación, en la percepción de emociones, en la construcción de la identidad, en los roles sociales, en la orientación, en la disposición estratégica para combinar alternativas a una situación, en la capacidad de establecer prioridades y relaciones, en el desarrollo de los procesos de simbolización…. Eso es el dibujo y no el trazar rayas rectas o bonitas. El dibujo es sobre todo expresión gráfica y visual de comunicación. Y se trata mucho más de ser conscientes de lo que ya hacemos de manera espontánea y natural, de comprender y asumir las profundas implicaciones de lo que ya ejecutamos, que de aprender técnicas extrañas, ajenas y complicadas. Claro, esto implica una inversión radical de los valores que se vienen aplicando en los actuales modelos educativos.

Un dibujo al cosmos

Hace algunos años me atreví a lanzar un desafío en un taller de dibujo en un instituto de enseñanza media. Yo pagaba un viaje espacial a quien fuera capaz de explicarme aquel dibujo que reproduje en la pizarra. Un niño levantó la mano y orgulloso me confirmó que sabía que ese dibujo había sido enviado por la Nasa para explicar a los extraterrestres quienes eramos los humanos. Me dejó asustado, estaba en vías de perder la apuesta. Ah, muy bueno, pero ahora trata de explicármelo, le dije. Yo sabía que era casi imposible. Y el niño no fue capaz pero resultó mi mejor ayudante para mostrar que si de verdad existen los extraterrestres, de ese dibujo han de deducir que somos bastante… “gilipollas”. Me reprendieron por el comentario pero sigo creyendo que se ajusta bastante bien a una correcta descripción.

Me resulta curioso el interés que despiertan los extraterrestres. La realidad extraterrestre claro que existe, la clave está en que fijamos esa consideración tan sólo a los supuestos seres que puedan ser “como” nosotros. Y por tanto todo modelo de extraterrestres es una perfecta caricatura del ser humano. Ese es el divertido “misterio”, pero de eso no se suele hablar.

Carl Sagan considerado como uno de mejores científicos (¡nada menos!) y divulgadores de la ciencia del s.XX (y yo también lo pienso, una cosa no quita la otra) tuvo la ocurrencia del diseño de un dibujo y del envió al espacio en las sondas Pioneer para que sirviera de presentación ante el hipotético encuentro con otros “seres inteligentes”. Lo definió como “el mensaje de la botella” en bella metáfora. Y convenció a los equipos de la Nasa de inmediato, era 1972. Su esposa ejecutó el grabado en una placa de oro para garantizar una mayor permanencia en el espacio. Era una idea ancestral, incluso el gran Gauss había propuesto esquematizar el teorema de Pitágoras con la plantación de grandes pinos en Siberia. En esta ocasión aparece una pareja humana delante de la sonda espacial, la representación molecular del hidrógeno, los púlsares de nuestra galaxia y los planetas del sistema solar junto con distintos sistemas binarios.

Polémica sobre la representación

Saltó el debate de inmediato. Nadie que no conociera al ser humano de antemano podía leer aquel mensaje. Bueno los humanos tampoco, ni siquiera la gran mayoría de los propios científicos de la agencia espacial.

Hubo críticas desmedidas a la desnudez humana para muchos escandalosa, la críticas de la comunidad judía (y Sagan era de orígenes judíos) exageraron el saludo de la mano abierta por las connotaciones nazis. Otras tenían otro fundamento: las críticas feministas, cuyo movimiento alcanzaba importante desarrollo, protestaron por el saludo exclusivo del varón y la pasividad secundaria de la mujer; diversos grupos étnicos por la prevalencia del hombre blanco… Hasta el movimiento hippie cuestionó la exclusividad del modelo heterosexual y las relaciones de pareja. En términos de comunicación Gombrich, considerado también uno de los mejores estudiosos de la historia del arte, criticaría con dureza el absoluto desconocimiento de los principios más básicos de la comunicación visual.
Este debate no es un episodio circunstancial como parece en un principio. Ambas posturas se elaboraron con detenimiento. Sagan explicitó sus reflexiones en una importante obra que publicaría tiempo después: La conexión cósmica de 1973. Gombrich se extiende sobre el tema en el conocido libro La imagen y el ojo. Nuevos estudios sobre la representación pictórica. Edición española en 1987.

En la placa cósmica se coloca al hombre en una posición superpuesta a la nave, ¿cómo va a distinguirse uno de otra si no se conocen de antemano sus respectivas siluetas?. Un error tan elemental que resulta sorprendente. Y si comparamos el tamaño de los humanos con el tamaño de los planetas resultan superhombres supraplanetarios descomunales. Las representaciones nunca son ni pueden ser ajenas a las maneras de ver, se entremezclan los esquemas abstractos de un lenguaje puramente matemático convencional (los esquemas binarios) con la visualización concreta en determinadas condiciones fisicas (de longitud de onda…) ofrecida por nuestros ojos y lo que tan sólo hemos podido ver con los microscopios (átomos) y con los grandes macroscopios (púlsares y planetas). ¿Cómo se pueden mezclar todos esos sistemas completamente diferentes en una misma representación?. ¿Cómo se va a diferenciar una mirada de las otras?. Se añaden otras incongruencias más de detalle: ¿Si la mujer no saluda acaso ha de entenderse que es menos sociable? ¿Si la ruta de la nave viene señalada con una flecha, cómo han de entender ese signo las civilizaciones no cazadoras?…

¿Cómo es posible que los mayores científicos del planeta cometan esos errores garrafales a la hora de una elemental Comunicación Visual?. Ese es el verdadero misterio. Ya saben lo que yo pienso (y si no pueden leer el post anterior). Maurizio Vitta en su obra El sistema de las imágenes 1999 dedica un capítulo reafirmando la importancia de este debate y señala “la complejidad de las imágenes induce a considerar con cautela las modalidades de comprensión y de comunicación de la realidad en la que todos nosotros nos hallamos inmersos todos los días”.
Bah, diez años después y con la que está cayendo, eso no es de considerar.

Se nos acaba de ir Lévi-Strauss, padre de la antropología moderna.

Yo que vengo defendiendo las posturas de G. Durand sobre la antropología de lo imaginario lo siento como referente fundamental. Me resulta indignante la escasa o nula atención que toda la prensa de nuestro país ha concedido a esta figura. Estableció una nueva mirada sobre las mitologías tratando de seguir el principio platónico: hay que analizar las cosas siguiendo la lógica de sus propias articulaciones. “El mundo comenzó sin el hombre y terminará sin él”, escribió en Tristes trópicos . Pesimista mirada. Antes los clásicos ya nos habían advertido “El hombre es un lobo para el hombre …cuando no es capaz de ver” (se suele olvidar esta segunda parte). Los hombres no podrán ni verse.
Por ahora parece claro, yo como dibujante soy el extraterrestre.

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Por Jesús Zulet

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