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IÑAKI CERRAJERIA

La ilustración

Había una vez un circo

 

 

MOBILIARIO URBANO por ÁNGEL RESA

A la necesaria ordenanza con matices sobre la bicicleta se une el afán de cronometrar la vida a los dueños de los perros

Aquí somos muy de naipes. En ello tiene bastante que ver el hecho de que Heraclio Fournier montase la empresa que distribuyó el topónimo de Vitoria por el mundo entero. Así que como nos dé por barajar las últimas ordenanzas municipales nos puede salir una mano de cartas indescifrable. Va a resultar difícil envidar a grande o a pequeña, ir con dúplex a por todo o cantar las treinta y una. De la mezcla entre carpas, bicicletas, mascotas y petardos cabe llegar a la conclusión de que, efectivamente, había una vez un circo. Esta semana se ha hablado mucho del cabreo ciclista por las restricciones de horarios para atravesar el centro y las reacciones contrarias de peatones que recuerdan la histórica reivindicación pedestre de la ciudad. Y aprovechando que el Zadorra discurre bajo el puente de Abetxuko se añaden leños al fuego de las controversias. Los chavales de ahora ya no admirarán la belleza rayada de los tigres de Bengala, a los dueños de los perros se les cronometrará la vida y coto a las efusiones pirotécnicas de Nochevieja, que entre la capital alavesa y Valencia hay casi seiscientos kilómetros de distancia.

Vayamos por partes, según frase que se atribuye a Jack El Destripador. Nadie ignoraba que la ordenanza sobre las bicis generaría una de esas polémicas en las que nos gusta rebozarnos. Solo que el asunto tiene mucha más enjundia que otros debates estériles que levantan polvaredas para caer luego en la memoria callada de los cementerios. La realidad apunta, indiscutiblemente, a la utilización progresiva de este medio de transporte deportivo, veloz y limpio. Nada que objetar, de ahí, al matrimonio entre los centauros del siglo XXI y una ciudad ideal para el pedaleo. Si aquí se queja alguien de kilómetros insuficiente de bidegorris que baje Dios y le acompañe por otros sitios para buscar, comparar y quedarse con lo que hay. Creo que hacía falta una norma que distinguiera las buenas prácticas de los abusos sobre el sillín. Cuánto mejor si aplicáramos todos el sentido común y los principios básicos de la convivencia. Pero las quimeras o las utopías suelen estrellarse con el muro de una realidad distinta.

Sí creo que las bicicletas, para el verano y las otras tres estaciones de Vivaldi, deben circular seguras por los lugares reservados para ellas. Que se debe respetar al ciclista responsable sin condiciones que valgan. Que la mayoría de quienes empuñan el manillar cumplen las normas. Que donde exista un bicicarril se vete el tránsito por las aceras. (Nos hemos pasado décadas mordiendo trayectos a los coches y reivindicado la peatonalidad de Vitoria para que ahora otro vehículo –sí, vehículo en los pasos de cebra- dispute los derechos a los caminantes). Y pienso que alguna advertencia seria habrá que enviar a los ciclistas vestidos de negro en la noche de lobos cerrados sin una mísera luz que anuncie la presencia de sujetos móviles a golpe de riñón. Solo el respeto general se carga de argumentos para evitar las ordenanzas. Mientras tanto se entiende que los usuarios de la bicicleta consideren muy restrictivos los horarios de paso por las calles del Ensanche. Una flexibilidad mayor no estaría de más, como tampoco la lógica para apearse de la bici y llevarla de la mano cuando comparten ciertas vías muchos peatones y demasiados ciclistas.

Otro asunto es el de la norma municipal para atender a los perros domésticos. Si alguien siente afecto por los animales ya se encargará de tener al suyo bien paseado, comido e hidratado. Y de evitar el efecto incendiario que agudizan los cristales de los coches expuestos al sol abrasador con la mascota dentro. ¿Quién se encargará de calcular las salidas caninas? ¿Habrá una brigada municipal dedicada a la fauna que calcule los garbeos callejeros? ¿Convalidará una caminata de dos horas y cuartos, verdad Triska, por alguna tarde de media hora escasa? La disposición suena a brindis a Lorenzo, a buenas intenciones franciscanas sin modo alguno de ejercer el control. Bueno, que no sé qué hacer. Si salir en bici con el agua que está cayendo, sacar a la perra o guardar los cohetes para los quince minutos de la próxima Nochevieja.

La actualidad en una sonrisa. Por Iñaki Cerrajería

Sobre el autor

La intención de este blog es recopilar mi trabajo diario en las páginas de EL CORREO. Caricaturas de escritores y otros personajes, las elecciones vascas con humor, páginas especiales, planas sobre fiestas de Vitoria-Gasteiz, San Prudencio, San Juan del Monte,... El fútbol con las jornadas del Deportivo Alavés, recreaciones de juicios, las ilustraciones para artículos y por supuesto, las tiras diarias de las ediciones de Álava y los domingos de Bizkaia y Miranda de Ebro. Desde todos estos espacios podéis acceder a las noticias, datos adjuntos y participar de forma activa añadiendo vuestros comentarios e ideas. Asimismo, encontrareis en las secciones del blog distintos trabajos que han sido publicados en años anteriores y que poco a poco voy añadiendo. Espero que sonriáis un poco navegando en este espacio.

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