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IÑAKI CERRAJERIA

La ilustración

Aquel chico del Estadio

 

 

MOBILIARIO URBANO por ÁNGEL RESA

El vitoriano y mejor socio que ha conocido Arlauckas dirige conciertos sinfónicos en las noches de blanco satén

Confieso que cuando esta sección dominical se hizo tipografía quise bautizarla con el título de ‘Mobiliario Humano’. Y voy a aprovechar que el texto gira en torno a una persona de carne y hueso, de músculos, vísceras y tendones para reivindicarlo. Sí, me apetece escribir sobre Pablo Laso. Aun conociendo que su mera condición de entrenador madridista implicará que algunos lectores pasen de página en este momento. Allá cada cual con sus fobias. El hijo de Pepe, un pozo inacabable de sabiduría baloncestística, es ese vitoriano de 46 años que jugaba pachangas adolescentes en la pista al aire libre nada más cruzar la puerta del Estadio. El base intuitivo que manejaba el Baskonia a caballo entre los ochenta y los noventa. El escudriñador de huecos invisibles que alimentaba a sus pívots como el padre primerizo acerca la cuchara a la boca del bebé. El hombre que fichó el Real Madrid porque encerraba virtudes para ello y presenta internacionalidades en su hoja de servicios. Quien luego se anudó al brazo el baúl de la Piquer con paradas en Italia, Cáceres, Girona y algunos lugares más El mago de físico contenido e inteligencia expansiva que mostró al público la parte estética de un deporte apasionante. El tipo que sudaba en camiseta de tirantes y pantalón corto al tiempo que ya entonces escribía la carta a los Reyes Magos. “Quiero el set completo de técnico”. Y los monarcas de Oriente le proporcionaron el traje, la corbata y la pizarra.

Laso anda empapado de elogios, sobre todo de la prensa deportiva madrileña que tramita expedientes de canonización en cuanto huele un átomo de santidad. Pero habremos de convenir, al menos el firmante se adhiere gustosamente, que el preparador alavés ya ha ingresado en el libro honorífico de la canasta. A falta del título mayor (Euroliga) que abrocharía un trienio dorado (Copa la primera temporada y Liga al término de la segunda), Pablo ya resiste y hasta supera comparaciones con Pedro Ferrándiz, alicantino bajito que necesitaría tres cuerpos como el suyo para albergar tanto ego. Aquel baloncesto nada tenía que ver con el actual. Entonces el Real Madrid engarzaba triunfos como quien recita los números del mambo ante rivales que no alcanzaban el gancho de Luyk ni la muñeca de Brabender. Hoy, tras campañas consecutivas de frustraciones blancas, el equipo de los trofeos continentales en blanco y negro, es el mejor de Europa y superaría a un puñado de franquicias que penan en la NBA. Muy cierto que las transfusiones sanguíneas del fútbol ayudan una injusta barbaridad. Tanto como que la resurrección de un gigante con los pies embarrados viene ligada a un vitoriano que gobierna su banquillo.

Hay alguien en una tertulia radiofónica local que desprecia profundamente la labor de Laso. Lo hace hasta el punto de considerarlo una vergüenza para el oficio de entrenador (¡!). Los detractores justificarán sus éxitos (26 triunfos consecutivos entre ACB y Euroliga) por el poderío de una plantilla excelente. Y la tiene, qué duda cabe. Creen que gestionar tal cantidad de talento resulta una tarea simple y uno, en su modestia, piensa lo contrario. Que el mínimo retoque contraproducente puede degenerar en la rebelión de la granja. La verdad es que el Barça futbolístico no ha vuelto a encarnar la perfección desde el adiós de Guardiola. Tanto como que el Madrid de los aros naranjas alegra la vista con la pasión propia de un juego acelerado. El Madrid puede presumir de bueno y bonito, no de barato. Ataca maravillosamente con un remedo mejorado del propio Pablo en la cancha, ese Sergio Rodríguez de rostro apostólico que quería media Europa y un tercio de la NBA. El conjunto defiende bastante mejor de cuanto se le reprocha y ha llenado las gradas con una afición que andaba harta de mediocridades y faltas personales de identidad. Esta misma semana la sección de Enlace en este periódico publicaba la carta de José Francisco Merchán, quien se lamentaba por la escasa valoración de los técnicos alaveses en Vitoria. Si le sirve de algo aquí va este ‘Mobiliario Humano’ sobre el mejor socio que ha conocido Arlauckas.

La actualidad en una sonrisa. Por Iñaki Cerrajería

Sobre el autor

La intención de este blog es recopilar mi trabajo diario en las páginas de EL CORREO. Caricaturas de escritores y otros personajes, las elecciones vascas con humor, páginas especiales, planas sobre fiestas de Vitoria-Gasteiz, San Prudencio, San Juan del Monte,... El fútbol con las jornadas del Deportivo Alavés, recreaciones de juicios, las ilustraciones para artículos y por supuesto, las tiras diarias de las ediciones de Álava y los domingos de Bizkaia y Miranda de Ebro. Desde todos estos espacios podéis acceder a las noticias, datos adjuntos y participar de forma activa añadiendo vuestros comentarios e ideas. Asimismo, encontrareis en las secciones del blog distintos trabajos que han sido publicados en años anteriores y que poco a poco voy añadiendo. Espero que sonriáis un poco navegando en este espacio.

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