>

Blogs

IÑAKI CERRAJERIA

La ilustración

Manga por hombro

 

 

MOBILIARIO URBANO por ÁNGEL RESA

 

Fechas de consumo por decreto y cotillones, que no son asambleas para murmurar en voz alta los defectos ajenos

Las modas cambian y los marcos económicos mudan. ¿Quién iba a decir a la gente de nuestra generación que algún día los jóvenes de pantalones caídos y calzado deportivo se disfrazarían con trajes de etiqueta para saludar el nuevo año? Nosotros enlazábamos un pub con otro y bebo porque me toca, añadiendo peces de hielo en un whisky on the rocks y luchando a brazo partido para alcanzar la barra atestada de semejantes. Creíamos disfrutar en el núcleo de la vorágine y ahora, con la perspectiva que otorgan demasiados años, entendemos que aguantábamos la noche entera porque quedaba mal acostarse antes. ¡Ay, bendita cama! Ahora, muchos de esos chavales que observan las corbatas como objetos de anticuario se las ponen al cuello después de que los padres les hagan el nudo nada más reverberar el eco de la duodécima campanada. Y las chicas se suben sobre unos tacones desde los que observan el mundo con la mirada del farero.

Todo para acudir al cotillón para el que sacaron la entrada un par de semanas antes. Hasta que se popularizó esta manera de arrancar enero uno pensaba que el término definía al cotilla superlativo, ser que murmura en voz alta los defectos de los demás. Pero no. Se refiere a las reuniones más o menos tumultuosas en las que alternan los trajes femeninos de noche con las americanas y pantalones a juego. Para muchos, el debú de una forma de vestir con la que deben sentirse como quien lleva una escafandra. De repente, el amigo de tu hijo al que siempre has conocido a una sudadera cosido, el que camina encorvado igual que el resto, aparece todo impoluto y con la vista al frente. Las nocheviejas sueltan tanto personal a las calles que siempre deparan algunos sucesos insólitos. Como el de esta semana, cuando una discusión de pareja terminó con un quítate esa ropa que te la he regalado yo. Un desnudo parcial y público. ¡Ay, los desamores!

Son fechas de abundante tráfico humano en las que algunos nos compadecemos de las dependientas, sobresale el sexo femenino, de los centros comerciales. Algunas secciones  deparan paisajes después de la batalla. Y se entiende literalmente la expresión ‘manga por hombro’ porque ignora uno dónde empieza una prenda y termina aquella que la aplasta. Gente que se cuela, perchas abandonadas a su suerte, probadores que son contenedores textiles, arreglos que intentaremos que estén para la fecha pedida, carrusel de escaleras mecánicas… Fotografías de fechas en las que impera el consumo por decreto-ley, pese a las estrecheces propias de una crisis financiera y ética.

Pero como la economía se basa en el movimiento de la rueda, en el trasvase del dinero de unas manos a otras, sí produce cierta satisfacción comprobar la existencia de colas ante las cajas. Particularmente me agradan las registradas en las librerías, esos locales tan gratos para alimentar todo lo que escapa a las necesidades del cuerpo. Y eso que desapareció el bono cultural del Gobierno vasco, una idea a medias entre la brillantez y la eficacia que incitaba a comprar literatura, cine o teatro. El mismo que ahora solo disfrutan los hermanos vizcaínos, para quienes su Diputación ha decidido importar el asunto. Al lado de las memorias chabacanas de Belén Esteban siempre reposarán los clásicos y las vanguardias, siempre habrá lecturas que merezcan la pena.

El centro de la ciudad es un decorado por el que caminan personas a una bolsa aferradas. El escenario de estampas navideñas como las que proporciona la pista helada de la Virgen Blanca y el tobogán deslizante. Jamás figurará en la lista de los cuatro trampolines que veíamos cada día 1 en el viejo televisor tras el concierto vienés de Año Nuevo. El de aquí es un resbaladero modesto, a tono con la sociología autóctona. Salvo en ciertos desparrames marcados por el calendario, como esos cotillones que no significan asamblea de muchos hablando mal de otros. O sí.

La actualidad en una sonrisa. Por Iñaki Cerrajería

Sobre el autor

La intención de este blog es recopilar mi trabajo diario en las páginas de EL CORREO. Caricaturas de escritores y otros personajes, las elecciones vascas con humor, páginas especiales, planas sobre fiestas de Vitoria-Gasteiz, San Prudencio, San Juan del Monte,... El fútbol con las jornadas del Deportivo Alavés, recreaciones de juicios, las ilustraciones para artículos y por supuesto, las tiras diarias de las ediciones de Álava y los domingos de Bizkaia y Miranda de Ebro. Desde todos estos espacios podéis acceder a las noticias, datos adjuntos y participar de forma activa añadiendo vuestros comentarios e ideas. Asimismo, encontrareis en las secciones del blog distintos trabajos que han sido publicados en años anteriores y que poco a poco voy añadiendo. Espero que sonriáis un poco navegando en este espacio.

Categorías