El tiempo en que el Athletic resucitaba a los muertos ha terminado. No hace tanto que el paso por San Mamés servía a muchos para levantar la cabeza, huir de la cola o escapar del descenso. Pero este año el Athletic no perdona. Los tres colistas lo han vivido en sus carnes, como recuerda hoy Jon Agiriano en su crónica. Comparto la idea de llevar el nombre de Toquero a los titulares. Ayer jugó otro partidazo, derrochó esfuerzo y encarriló el partido con dos tantos en la primera parte. Pero hay algo que me preocupa en los cánticos que corean su nombre: Toquero es un currante del fútbol, pero no debería ser nuestro referente. Creo que es bueno recordarlo hoy, uno de esos días en que no hay nada que reprocharle.

Además del alavés, hay dos protagonistas de signo contrario en la tarde de ayer. Gabilondo, en claro crecimiento, que ayer se ganó la ovación con la que le despidió el público. Y Susaeta, que ayer no encontró su sitio (ni en una ni en otra banda) hasta llegar al banquillo (con demasiado retraso, en mi opinión).

La anécdota del choque la protagonizaron Onésimo y Amorebieta, a los que poco les faltó para montar una bronca en el banquillo visitante. Ambos aprovecharon un cambio para darse la mano y olvidar viejas rencillas. Se marchaba a hombros Toquero y entraba Muniain. Es cierto que este jovenzuelo se lleva dos patadas según pisa el verde, pero también que le sobra un regate o dos (y eso explica algunas de las tarascadas que se lleva).

Grabamos cada día un poco más hondo nuestro nombre en el séptimo puesto. Son ya siete puntos los que nos separan del Villarreal, inmediato perseguidor, y Europa sigue a un sólo punto. Salvados (40 puntos), decía ayer más de uno camino a casa. Y pensar que hace tan poco era ése el objetivo.