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Ángel Lázaro

El cascarrabias

El metro se escacharra

Y van…. Nuevo incidente en el metro de Bilbao. Aún no se han apagado los ecos de la suspensión del servicio el pasado domingo durante nueve horas (una avería que no se resolverá hasta dentro de dos meses, por cierto), cuando nos encontramos con un nuevo parón. Esta vez los afortunados han sido los usuarios que tenían intención de regresar de las playas, especialmente a los que utilizan el transporte cuando salen de Sopelana.

El suceso se ha producido entre las estaciones de Bidezabal y Berango, cuando una unidad del metro se ha enganchado con la catenaria y la ha arrastrado unos metros. No ha habido daños en el convoy ni ningún herido, pero ha provocado el cierre del tráfico en estas estaciones.
El tren funciona con normalidad en la línea de la margen izquierda, pero en la línea 1, la de la margen derecha, circula entre Etxebarri y Bidezabal, y luego entre Larrabasterra y Plentzia. Entre las dos estaciones intermedias, Bidezabal y Larrabasterra, el metro ha puesto a disposición de los usuarios autobuses para sustituir a los trenes.

Tras casi cuatro horas de parón, el metro volvió a fuuncionar con normalidad a las ocho menos cuarto de la tarde Mientras duró la avería se vieron afectados los numerosos ciudadanos que han acudido a las playas de Sopelana y Plentzia y que querían volver a casa.

Lo que se utiliza se puede estropear. Eso es cierto. Pero tanto accidente, pasa de lo normal. Porque es un transporte relativamente joven como para que sufra el desgaste del tiempo (recuerden que en noviembre cumplirá quince años). Y comienza a extenderse la idea de que, a lo mejor, no se han puesto los suficientes medios para el mantenimiento del metro.

Los pasajeros reclaman información y ya se sabe que ésta no es ni mucho menos una de las cualidades del suburbano. Todos tenemos alguna queja sobre el metro en este aspecto. En esta ocasión, la comunicación ha sido casi inmediata. Pero parece como se cansan de transmitir cada poco tiempo las anomalías del servicio. Quien se sube al metro despistado sin leer los letreros de la entrada, se topa con el problema cuando llega hasta el lugar donde la catenaria se encuentra caída. Y a partir de ahí, se instala el cabreo. Y llevamos mucho acumulado.

Por Ángel Lázaro

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agosto 2010
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