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Manu Arregi Biziola

El navegante

La estrella de Belén, los magos y la astrología

¿Pudo ser la Estrella de Belén un suceso astronómico? Seguro que esa pregunta se la ha hecho muchos a lo largo de la historia. El gran Johannes Kepler (1571-1630) , fue uno de ellos. Sobre las posibles explicaciones que se han barajado escribiremos. Si ya las conocéis, podéis saltar hasta el final, donde en los dos últimos párrafos está nuestra modesta aportación a la discusión.

Lo primero que sorprende al enfrentarse al tema es las pocas referencias que existen al respecto. De los cuatro evangelistas, tan solo Mateo y Lucas hablan del nacimiento de Jesús.

Mateo 2,1-12

1 Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, 2 preguntando:
-¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo.


7 Entonces Herodes llamó en secreto a los sabios y se cercioró del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. 8 Y enviándolos a Belén, dijo:
-Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño y, cuando lo halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya a adorarlo.

9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron. Y la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que, llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11 Al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose lo adoraron. Luego, abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los sabios, se enojó mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo indicado por los sabios.

Lucas 2,1-7

1 Aconteció en aquellos días que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuera empadronado. 2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.
4 También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David, 5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Aconteció que estando ellos allí se le cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Lo hemos tomado, en ambos casos, de La Biblia en Internet

Hay quien acepta los evangelios apócrifos para la discusión, pero no los necesitamos para llegar donde queremos.

Sorprendentes los evangelios. En ninguna parte dice que los Reyes Magos fueran tres, que fuesen reyes, que uno de ellos fuese negro, ni que se llamasen Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero esa es otra historia.

Los datos del evangelio de Lucas nos interesan porque el padrón que menciona es importante para tratar de fechar los hechos relatados. Es conocido que Dionisio el Exiguo cometió varios errores al calcular en el año 525, a instancias del Papa Juan I, la fecha del nacimiento de Jesús y establecerlo como año 1 de la Era Cristiana. Ese padrón y las fechas del reinado de Herodes indican que Jesús nació entre 4 y 7 años antes. Es importante para tratar de ver que acontecimiento astronómico relevante pudo suceder que pudiera encajar con lo descrito sobre la Estrella de Belén. Vayamos con los candidatos.

Un cometa

Así es como se representa en casi todos los nacimientos. Uno de los “culpables” de ello es Giotto, que en 1304 pintó La Adoración de los Reyes Magos. Casi seguro que Giotto pintó así la Estrella de Belén inspirado en el cometa Halley, que se vio en 1301. De ahí que la sonda que visitó el cometa Halley en su último paso (1986) se llamara, precisamente Giotto. Aquí podéis ver una de las imágenes que tomó.

El cometa Halley pasó en el 12 a.C., demasiado pronto para ser la Estrella de Belén. Por crónicas de astrónomos chinos, sabemos que 2 o 3 cometas pudieron ser vistos en fechas más apropiadas, alrededor del 7 a.C. Pero los cometas no encajan con lo que dicen los evangelios que hace la Estrella de Belén. No señalan un lugar, ni se mueven así. Recordemos “Y la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que, llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.

Una nova o una supernova

Se trata, en ambos casos, de estrellas que, por diversas razones, aumentan repentinamente su brillo. En el caso de las supernovas, se trata de la explosión de la estrella. Esto deja como rastro una nebulosa y no tenemos datada ninguna de aquella época.
Hay crónicas coreanas y chinas, que podrían coincidir alrededor del año 5 a.C., y que hablan de una posible nova. Las novas son estrellas que aumentan repentinamente su brillo. Pero que no se mueven respecto al resto de las estrellas. Es complicado imaginar que la aparición de una nova hiciese a unos magos de oriente moverse en una dirección determinada y llegar a un punto concreto, Belén.

Una conjunción planetaria

Es lo que intentó Johannes Kepler. Kepler observó una conjunción de Júpiter y Saturno –acercamiento aparente en el cielo de ambos planetas-. Poco después, observó una supernova en la constelación de Ofiuco. Creyó que ambos acontecimientos estaban relacionados. Actualmente sabemos que ambos fenómenos no tienen ninguna relación. Y pensó que algo similar pudo suceder en el nacimiento de Jesús. Hizo cálculos y dedujo que en el año 7 a.C. también tuvo lugar una conjunción entre estos planetas. ¡Y que esta se repitió tres veces en el plazo de seis meses! Pero, como dijimos, esto no provoca, de ninguna manera, una supernova. De la cual tampoco tenemos registros ni nebulosa remanente.

Otras hipótesis

Astrónomos profesionales como Mark Kidger (IAC) han probado con hipótesis más complejas como la combinación de conjunciones y novas. Pero tampoco reproducen lo que en los evangelios se cuenta. Podéis saber más sobre esta y las demás hipótesis en la que ha sido nuestra principal fuente para escribir esta entrada: La Estrella de Belén

Nuestra opinión

Llega por fin nuestra pequeña y modesta aportación al respecto. Cuando hablamos de magos de Oriente, estamos hablando, en realidad, de astrónomos-astrólogos. Los astrónomos y aficionados a la Astronomía en general, al abordar el tema, debiéramos decir la famosa frase de Jim Lowell en la misión Apollo XIII: Houston, tenemos un problema. Estamos hablando de un acontecimiento en el cielo que predice y señala un hecho, un nacimiento. Si no aceptamos que la astrología pueda predecir el futuro y que este esté escrito en los astros, ¿por qué tratamos de averiguar que fenómeno astronómico anunció el nacimiento de Jesús? ¿Si valió para aquello, por qué no vale en la actualidad para otras cosas?

En mi modesta opinión de agnóstico, deberíamos de tomar los evangelios como una alegoría, como un relato que ensalza la figura de Jesús. No como un relato pormenorizado de unos hechos. Ello no tiene por qué estar reñido con la fe. Y, de cualquier forma, así como a nadie se le ocurre tratar de aplicar las leyes de conservación de la Física para explicar el milagro de los panes y los peces, tampoco tiene sentido tratar de encontrar un suceso astronómico que explique la Estrella de Belén. No nos engañemos. No hay ninguno que reproduzca lo que sobre la Estrella de Belén nos cuentan los evangelios.

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