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Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

Lui (27): Ruby 4

Como se temía, empiezan a salir imágenes pornográficas del escándalo de prostitución del caso Ruby. No, no estamos hablando de ‘Bunga bunga presidente’, la película que algún productor avispado ha rodado a todo correr. Aunque con la suficiente prudencia como para advertir que «cualquier referencia a hechos o personas es puramente casual». Ni tampoco de supuestas fotos o escenas eróticas robadas de estrangis en Arcore, aunque corren rumores de que existen. Según la prensa, andan por las redacciones unas fotos de Berlusconi en pelotas con un montón de tías y piden un pastón por ellas. Es más, los abogados de nuestro hombre han dicho hoy que, si existen, son falsas, porque su cliente jamás se ha visto en tal situación -qué bien le conocen- y que en todo caso denunciarán a quien las publique. Pero tampoco hablamos de esto. No, no, hablamos de la ofensiva mediática del primer ministro para defenderse como gato panza arriba.

Berlusconi ha lanzado ya tres vídeos, en plan Bin Laden, a través de la página de internet de sus círculos de simpatizantes, los Promotores de la Libertad. Aunque, por si alguien se le ha olvidado ya, lo que sería comprensible, es el primer ministro de Italia. Podría ser que incluso a él se le hubiera olvidado, pero por fin ha recordado que debería dirigirse a todos los italianos, a quienes en teoría representa. Así que el miércoles dio una entrevista exclusiva al TG1, el primer informativo de la RAI, la cadena pública. Ha sido uno de los ejemplos máximos de pornografía informativa vistos en este país. Con la que está cayendo, estas fueron las tres preguntas del periodista (como en la peli porno, cualquier relación con la realidad es pura coincidencia):

1-Presidente, en los últimos dos años Italia ha mantenido alta la guiardia de la estabilidad de las cuentas, como han reconocido Europa y el Fondo Monetario Internacional. Ahora es el momento de volver a crecer. ¿En qué modo?

2-Muchos analistas afirman que Italia es todavía como Gulliver, un gigante paralizado por lazos y lacitos. Usted entró en política en 1994 prometiendo una revolución liberal. ¿Para dar una sacudida a nuestra economía ha llegado el momento de llegar hasta el fondo?

3-Justo sobre estos temas usted ha hecho una propuesta a la oposición, que ha respondido que no es creíble. Pero detrás de este rechazo, en su opinión, ¿aletea el partido de la ley patrimonial, la vieja receta que para resolver las cuentas de nuestra economía apunta siempre al atajo de la presión fiscal?


Como se pueden imaginar, ante tan inaudita agresividad Berlusconi casi se levantó y se fue. Sólo con la primera pregunta ya estaba acorralado. Como es probable que no se lo crean, a modo de prueba les pongo el vídeo. Les ruego que observen al entrevistador: es la pura imagen del pelota confeso y redomado.


Era la RAI, repito, no la televisión cubana. No les traduzco las respuestas porque ya se las sabrán de memoria. En resumen, todo es culpa de los comunistas, que sólo piensan en subir los impuestos, pero menos mal que ahí está Silvio para detenerles. En cuanto a él, ahora mismo se va a poner ya en serio a hacer algo, porque sólo ha estado ocho de los últimos diez años en el poder y todavía no le ha dado tiempo.

Sí, definitivamente lo peor de estas cosas son los pelotas. Pero si el de antes, un tal Michele Renzulli, les parece fuerte, prepárense para ver a uno de los máximos campeones intercontinentales, Alfonso Signorini. Este señor se ha convertido en una venenosa arma mediática del magnate por un flanco interesante, el rosa. Dirige la primera revista del corazón italiana, ‘Chi’, propiedad de Berlusconi, y desde ella le lava la cara con reportajes familiares o, estos días, buscándole una novia. Estos meses ha tenido su propio programa en Canale 5. Un día, el pasado 4 de enero, le llamó el jefe en persona:

Sinopsis: Signorini dice que hojeando la prensa esa mañana le han llamado la atención unas fotos. Aunque son de Chi, la revista que dirige, y ya le habrían llamado la atención cuando las eligió. Aparece Massimo D’Alema, líder de la izquierda -mister PD, le llama- y estaba en Saint Moritz. Según dice, «lleno de cachemire de la cabeza a los pies». «¡Estaba en la patria de Gianni Agnelli! Y yo me pregunto: ¿dónde han ido a parar los comunistas de antes?». Luego admite que él no puede responder a esa cuestión «porque precisamente super partes» no es. «Yo quiero saber lo que piensa Él. ¿Él quién? ¡El número uno, el primer ministro, que está aquí con nosotros, Silvio Berlusconi!». Entonces suena el teléfono y Signorini corre a cogerlo, no sea que alguien se le adelante. Y efectivamente, es él. Nuestro héroe.

Entonces comienza otro interrogatorio de tercer grado. Signorini dice que, a la vista de las fotos, los comunistas ya no son un peligro: «¿Existen todavía, presidente?». «Existen, existen, no es el cachemire que puede cambiar el cerebro y el corazón de la gente…», reflexiona Berlusconi, que sigue una de sus diatribas contra el peligro rojo. Pero el sermón es lo de menos, el verdadero espectáculo es ver los caretos arrebolados de Signorini ante la palabra del líder que desciende de lo alto.

No obstante, sale de su ensimismamiento para apuntar que los comunistas incluso van a las Maldivas de vacaciones, que tienen veleros, que una vez se encontró a Beppe Grillo tomando el aperitivo en Porto Cervo y que Michele Santoro (periodista crítico de la RAI) se viste de Armani. Berlusconi remata: «Sí, pero no han perdido el viejo vicio de mistificar la realidad, de demonizar al adversario, de insultarlo, de calumniarlo, de intentar eliminarlo, como hacen conmigo, utilizando los magistrados cercanos a ellos, me consideran un obstáculo a eliminar para llegar al poder, dentro de ellos no cambiarán nunca, su objetivo es la conquista del poder a cualquier precio». «¿Y no se lo da ni loco, eh?», viene a decir Signorini con una expresión difícil de traducir. Hasta el propio Berlusconi tiene que corregirle: «No, no soy yo, son los italianos, que por fortuna no se reconocen en esta izquierda».

Pero luego Signorini ya pasa a una pregunta cañera: «¿Usted, que es un latin lover, nunca tuvo en su juventud un rollete con una de izquierdas?». Berlusconi dice que jamás. Y termina con la única pregunta atrevidilla de la sesión: «Pero su ex-mujer se ha convertido en un icono de la izquierda». «Sobre este tema me abstengo», dice el jefe con una sonrisa.

FIN

Debe reconocerse lo refinado de esta puesta en escena: el primer ministro llama a una cadena de su propiedad para comentar en un programa lo que ha publicado una de sus revistas de un rival político y, al día siguiente, uno de sus periódicos. Que además ¿qué es? Un señor esquiando.

Signorini casi supera al pelota histórico por antonomasia de Berlusconi, su amigo Emilio Fede, presentador de su telediario en Rete 4. También está investigado ahora por favorecimiento de la prostitución y llevarle tías. En este vídeo da lo mejor de sí mismo, y perdonen las aportaciones artísticas del autor, pero es que no he encontrado otra copia:

Sinopsis: Emilio Fede cree tener al otro lado de la línea al presidente del Senado, pero aparece Berlusconi en persona, que quería darle una sorpresa. Fede está tan descolocado de gozo que, según confiesa, no sabe ni qué preguntar. «Aquí no hay preguntas ni respuestas…», dice Berlusconi. «Claro», acierta a balbucear Fede. Y el capo sigue: «…creo que hay que estar feliz porque el voto del Senado…. bla, bla, bla». Fede asiente, asiente,…

FIN

En fin, después de ver estas llamaditas y a lo que está acostumbrado nuestro héroe ya comprenderán mejor que a veces se enfade cuando ve otros programas y llame para insultar a los presentadores, como pasó la semana pasada en ‘L’infedele’, de La 7.


Traducción:
Berlusconi: Buenas tardes, me han llamado invitándome a sintonizar ‘L’infedele’. Estoy viendo una transmisión desagradable, con una conducción despreciable, sucia y repugnante,…
Presentador, Gad Lerner: Bueno, ya ha insultado usted bastante.
B:…he oído tesis falsas,…
P: ¿Por qué no va ante los jueces en vez de insultarnos?
B: …lejanas de la realidad y de la verdad, distorsionadas. He visto una representación de la realidad contraria a la verdad.
P: Como usted es también mi primer ministro le ruego que modere los términos.
B: ¡Yo sé lo que estoy diciendo, usted no! Habéis ofendido más allá de lo posible a la señora Nicole Minetti (consejera regional de Lombardía implicada en el ‘caso Ruby’, n. del a.), que es una espléndida persona, inteligente, preparada, seria, se ha licenciado con el máximo de los votos, se ha pagado los estudios trabnajando, tiene el inglés como lengua materna y desarrolla un importante y apreciado trabajo con todos los huéspedes internacionales de la Región (de Lombardía)…
P: ¿Esto le permite saltar el aprendizaje de la política?
B: …mucho más que muchas de las supuestas señoras presentes.
P: ¡Las señoras no son ‘supuestas’ y es usted un paleto si las llama así!
B: El primer ministro no ha tenido nunca relaciones distintas de la amistad y el respeto con ella ni con sus demás huéspedes. Termino: invito cordialmente a la honorable Iva Zanicchi (parlamentaria de su partido) a irse de este increíble prostíbulo televisivo!

FIN

Dijo que aquello era «un prostíbulo televisivo», y ya sabemos que de eso él se entiende. Por cierto, la Zanicchi no se fue. Esta vez era la llamada del jefe cabreado, porque Berlusconi lleva el país como si fuera una de sus empresas.

Pero otro pelota del organigrama berlusconiano, el director general de la RAI, Mauro Masi, llamó en persona el pasado 27 de enero a ‘Annozero’, de Michele Santoro, programa crítico con Berlusconi que iba a tratar el caso Ruby, para «disociarse» por anticipado del contenido del programa. Lo hizo asesorado por sus servicios jurídicos y «para tutelar a la empresa», porque se disponía a «violar las reglas», aunque luego reculó y dijo que «podría violar las reglas». Es todo muy porno:

Hay que decir que Santoro, que no me es especialmente simpático, estuvo en su sitio y se lo merendó. Qué más podemos añadir. Lo mejor es dejar la reflexión final directamente a alguien del sector, la estrella del porno Rocco Siffredi, que tras el caso Ruby ha declarado sin rodeos su admiración por el primer ministro y su convencimiento personal de que, sin duda, «es el que más folla». «Yo habré follado la mitad de la mitad que él, chicos, me ha superado», dice en un vídeo colgado en su página web. Elogió su perversión de poner tías buenas de ministras, que vaya «con putas, pero encima ‘low profile’» y se ofreció a ayudarle para superar la dependencia sexual. Concluyó con una frase lapidaria para expresar su admiración por Berlusconi: «La máxima expresión del poder es obligar a hacer a quien tú quieres lo que tú quieres». No sé si hablaba de televisión, aunque a lo mejor era de sexo.

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