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Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

Diario mínimo (28)

Hay días que no se da abasto…


Izquierda italiana

El Partido Demócrata (PD), de Walter Veltroni, última esperanza de un gran partido de centro-izquierda en este país, se reunió ayer para unificar por fin una postura sobre el testamento biológico, de actualidad por el caso de Eluana Englaro. Es la voluntad escrita de cómo ser tratado en caso de quedar en estado vegetativo y poder rechazar alimentación e hidratación. El Gobierno presenta la semana que viene un texto -síntesis a su vez de diez distintos- y hay que decidirse. Era la tercera reunión organizada al efecto de los jefes de grupo de Camera dei Deputati y Senado del PD. Pero las tres o cuatro o cinco corrientes de opinión interna no lograron llegar a un acuerdo. Al final decidieron que cada uno vote lo que quiera y que el partido no tiene postura única. Muy contentos algunos sectores del PD: «De este modo no se mortifica la dignidad de las diversas culturas del partido», dice Pierluigi Castagnetti (ex-democristiano reciclado). Desesperado, el senador Ignazio Marino, médico, concluye la reunión con una cita del evangelio de San Juan: «Que vuestro hablar sea sí cuando es sí y no cuando es no. Todo el resto viene del maligno». Pues eso, el PD está condenado.

(Varios diarios de hoy)


Vigilancia de objetos

La lentitud de la Justicia italiana tiene un aspecto fascinante que nunca se considera: propiciar el almacenamiento masivo de objetos inútiles, las pruebas del delito. Un ejemplo. El tribunal de Milán (norte) ha custodiado durante ocho años un cuello de botella roto, prueba de la pelea entre dos marroquíes, hasta que el caso ha prescrito y se ha podido tirar a la basura. Lo que pasa es que lo guardaba una empresa privada, subcontratada. Importe de la factura: 2.383 euros más IVA. El juez al final ha pagado 45, pero ha tenido que citar hasta un sentencia del Supremo para justificarlo. El Tribunal de Milán acaba de pagar seis millones de euros, aunque le pedían doce, a otra empresa por la concesión de los últimos diez años. Lanzados a hacer limpieza en la despensa del Ufficio Corpi de Reato (cuerpo del delito) ha aparecido más de una tonelada de trastos de 8.544 procesos ya cerrados y olvidados. Entre ellos un polvorín de 1.642 armas y más de 4.000 artefactos peligrosos e inflamables, de bombonas de gas a ácidos.

(Corriere della Sera de hoy)

Enfermera falsifica 358 test de cáncer y los convierte en negativos

No se sabe por qué, como siempre. Si se ha vuelto loca, por pereza para evitar trabajo o para fastidiar a sus superiores. Una enfermera de un hospital de Livorno (norte) ha ido falsificando desde 2006 un total de 358 test de ‘screening’ de tumor en el colon que eran positivos y los convertía en negativos, para tranquilidad de los pacientes. Descubierta en julio, el hospital ha vuelto a hacer todos los exámenes y 18 de estas personas tienen ahora un tumor que quizá se podía evitar.

(Varios medios de hoy)

Fútbol blasfemo

Apasionante debate en el Calcio por un fenómeno preocupante: aunque les cueste creerlo los jugadores blasfeman de vez en cuando, en momentos de tensión. ¿Qué hacer? Interviene el seleccionador nacional, Marcello Lippi, que quita hierro al asunto y dice que a los jugadores se les escapa por rabia e instinto, pero no es por falta de fe. Lippi es toscano, una de las pocas regiones donde se blasfema con normalidad, a los niveles de España. Reacción indignada desde el Vaticano del presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Gianfranco Ravasi: «Si incluso el seleccionador nacional no condena este fenómeno no hay nada que hacer. Sus palabras son graves y representan el decaimiento y la barbarie, no sólo del fútbol, sino de toda la sociedad moderna».

Apunte: el reglamento prevé castigar la blasfemia con la expulsión, según ha recordado el ex-árbitro Paolo Casarin. En 2001, tres entrenadores fueron sancionados. En 2004, el presidente del comité olímpico italiano volvió a quejarse agriamente del tema. Esta temporada, la presidenta del Bolonia (norte), Francesca Menarini, ha pedido a sus jugadores que eviten las blasfemias.

(Varios diarios de hoy)

…y sin embargo ninguna de estas cosas es muy publicable en el periódico de papel. No tienen importancia, no dan un titular, no sirven para llenar demasiadas líneas, son sólo anécdotas, no hay sitio… A veces no es falta de voluntad o imaginación, sino de formato. ¿Está el periodismo anquilosado? ¿Interesan aún las historias? ¿Le está comiendo la tostada Internet?

En fin, nosotros a lo nuestro, que aquí no nos ve nadie. Al pobre monseñor Ravasi (¿habrá jugado alguna vez al fútbol este hombre?) le daría un ataque de apoplejía si estuviera en este vestuario en el que arranca la película ‘L’uomo in più’, (2001), primera y notable película de Paolo Sorrentino. Es el talentoso director de ‘Il divo’, magnífico filme sobre Giulio Andreotti que pueden ver en estas fechas en los cines españoles. Yo no he visto una bronca más memorable de un entrenador en el cine que esta. Me van a perdonar que no les traduzca mucho, pero se coge perfectamente la idea. Ustedes imaginen que son un fichaje extranjero recién llegado, que habla cuatro palabras de italiano, que se sienta acojonado en una esquina.

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