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César Coca

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Un libro cada semana: 'La vida negociable' de Luis Landero

Luis Landero ha publicado algunas magníficas novelas que podrían considerarse como de iniciación. Es decir, textos que muestran el proceso de maduración de protagonistas jóvenes que aprenden cómo es la vida en la vida misma, sometidos a vicisitudes que tienen algo de extraordinarias o al menos que se salen de la existencia aburridamente convencional de la mayoría. La vida negociable entra también dentro de ese apartado, porque nos muestra la trayectoria de un personaje, Hugo, hijo de una familia de clase media-baja, sin apenas oficio ni beneficio, que se convierte en una versión contemporánea del pícaro que tan larga tradición tiene en la novela española.

El autor va a contar en primera persona la vida de Hugo desde el comienzo de la adolescencia hasta un momento próximo a su llegada a la cuarentena. Un cuarto de siglo en el que, pese a que encadena un fracaso tras otro en cuantas actividades emprende, siempre piensa que es una persona de talento que será capaz de afrontar los retos que se le presenten y que algún día encontrará su lugar en la sociedad. Un asiento en clase preferente, o al menos en una buena fila de platea.

Y talento no le falta. En primer lugar, para el chantaje. Para su debut en ese terreno elige a sus padres. A su madre cuando descubre –o le descubren, más bien– que sus sesiones con el psiquiatra no son sino la tapadera de sus encuentros con un amante. A su padre, a partir del momento en que este, tratando de enseñarle el oficio de administrador de fincas, le explica cómo buena parte de sus ingresos proceden de un sinfín de corruptelas.

Conocedor de esos secretos, Hugo obtendrá un dinero fácil de su madre y su padre y dejará los estudios. Luego se adentrará en el robo, irá a la mili y se convertirá en peluquero, profesión que en su regreso a la vida civil será como un Guadiana. Tendrá un noviazgo imaginario y una extraña relación con la muchacha que le desveló el secreto de su madre. Acumulará pequeños éxitos que siempre serán tapados por grandes fracasos, mientras una y otra vez emprende planes –algunos alocados– en la confianza de que él merece más y con su talento saldrá adelante.

La vida negociable es un libro amargo, magníficamente escrito como cabe esperar de Landero, que tiene además un puñado de escenas con la virtud de dar al lector explicación del ambiente de corrupción extendida que tanto ha deteriorado la vida social y política del país. Como cuando el padre de Hugo le explica que cobra comisiones de las obras que gestiona como administrador de fincas y acepta pequeños sobornos. Si no lo haces tú alguien lo hará y es mejor que lo hagas tú para que todo se mantenga dentro de unos límites que quizá otros no respetaran, se justifica. Es decir, que está casi convencido de que su comportamiento resulta beneficioso para los demás. Una verdadera coartada moral de la corrupción. Pícaros de hoy y de siempre.

(Publicado en elcorreo.com)

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