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Casta de tirador

Álex, con el '11' que también lucía su padre. / CB Guadalajara

Álex, con el '11' que también lucía su padre. / CB Guadalajara

Jacob Pullen recibió el domingo un cartel conmemorativo por los 12 triples que anotó en quince intentos ante el Valladolid y que se convirtieron en el récord de la ACB. Atrás quedaba la marca que el legendario alero brasileño Oscar Schmidt poseía desde hacía dos décadas.
Pero el logro del base estadounidense de pasaporte georgiano del Barça se vio empequeñecido este mismo fin de semana por la hazaña de un jugador de prometedor futuro e ilustre apellido. 18 triples y 66 puntos logró Álex Herreros, alero del Junior A del CB Majadahonda, en el partido en el que su equipo derrotó por un contundente 35-108 al San Agustín de Guadalix.
De casta le viene al galgo. El ‘11’ del equipo madrileño es el hijo de Alberto Herreros, el hombre que más puntos y más triples ha anotado en la historia de la ACB, aquél que se retiró tras culminar en Vitoria una remontada histórica con un último disparo que permitió al Real Madrid hacerse con el título liguero en 2005. El actual director técnico de la sección de baloncesto blanca cerró su carrera con 9.759 puntos en 654 encuentros -con una media de 14,92 por partido- y 1.233 triples acertados -1,89 por choque-.
En su vástago se adivinan gestos, ademanes, guiños y ramalazos de clase que recuerdan a los primeros años de aquel longilíneo y estilizado canterano que comenzaba a despuntar en el Estudiantes a finales de los 80, junto a otros imberbes como Nacho Azofra o Alfonso Reyes, bajo el manto protector de mitos del Magariños como John Pinone, Pedro Rodríguez o David Russell.
Álex conserva el número que su progenitor hizo grande y tiene la misma facilidad para armar el brazo y disparar a la velocidad del rayo en cuanto su defensor le da espacio. Además, es potente en las penetraciones a canasta, aprovechando un físico privilegiado que aún deberá pulir si quiere progresar en el mundo de la canasta. La genética juega a su favor.
El espejo en el que mirarse es brillante como pocos. Alberto era un jugador estiloso en sus movimientos, poseía una de las técnicas de tiro más estéticas y depuradas del baloncesto europeo y disfrutó de una larga y fructífera carrera -17 temporadas en la ACB, en las que obtuvo dos Ligas, una Copa y una Eurocopa-. Aunque tuvo la oportunidad de cruzar el charco, desoyó los cantos de sirena llegados desde Indiana o Vancouver y descartó prestar sus servicios de pistolero para los Pacers o los Grizzlies en la NBA.
Prefirió quedarse en su casa, en su Madrid. Ser protagonista. Como lo era cada una de las 172 veces en las que vistió la camiseta de la selección española, su otro amor. Con ‘La Roja’ logró dos platas en Europeos y fue el máximo anotador en el Mundial de Grecia en 1998 y en el campeonato continental un año después.
Su hijo mantiene viva la estirpe del alero blanco tirador. De momento, ya ha dejado una marca para la historia, aunque todavía le queda un largo camino por delante hasta poder equiparar sus logros con los de su padre.

El hijo de Alberto Herreros anota 66 puntos y logra 18 triples en un partido de categoría Junior

El baloncesto visto desde el punto de vista del aficionado

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