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Duncan no quiere ser leyenda

Tim Duncan protege el balón ante Kenyon Martin.

Tim Duncan protege el balón ante Kenyon Martin.

Con trece años, Tim Duncan soñaba con representar a Estados Unidos en natación en los Juegos Olímpicos en sus Islas Vírgenes, hasta que los destrozos de un huracán y la muerte de su padre con apenas unos meses de diferencia le hicieron cambiar de idea y encaminar su futuro hacia el baloncesto. De haber seguido en la piscina, ahora quizás los libros olímpicos hablarían de un campeón retirado de 211 centímetros de altura, y la NBA habría perdido al mejor cuatro de su historia, un jugador que sigue dando lecciones de calidad y de competitividad a sus 36 años, cuando todos escribían ya sobre su cercano paso de la cancha al Olimpo de los dioses de la canasta.

El sucesor del ‘Almirante’ Robinson al frente de San Antonio ha destrozado las previsiones de los agoreros que vaticinaban el final de la carrera del pívot y está alumbrando a unos redivivos Spurs, que ya han arrasado a los efervescentes pero inexpertos Clippers, tras hacer lo propio con los Jazz en la ronda previa. Duncan decidió que el ‘Ciborg’ Griffin aprendiera (y sufriera) de primera mano el nivel que debería alcanzar si quiere entrar a formar parte de los grandes del baloncesto. Si los tejanos ya se llevaron la título en 1999, en otra temporada recortada por el cierre patronal, el ‘MVP’ de aquella final ante los New York Knicks quiere colocarse un nuevo anillo -sería ya el quinto- en una campaña salvada a última hora por un calendario de urgencia que ha apañado en cuatro meses una fase regular intensísima y que parecía beneficiar claramente a equipos talentosos con plantillas jóvenes y atléticas.
Ya en la final del Oeste, en la que se enfrentarán a los Thunder de Durant, Westbrook e Ibaka, uno de los favoritos iniciales, San Antonio ha acabado con esa idea de un título para ‘JASP’ y vuelve a recurrir a la vieja guardia para liderar un nuevo proyecto ganador en Texas tras el de los Mavericks. Encabezada por Gregg Popovich -nombrado mejor técnico de la temporada a sus 63 años-, la franquicia sigue confiando la dirección del equipo al ya treintañero Tony Parker, que ejerce de líder natural con el apoyo incondicional de sus compañeros. Además, tras un complicado año con demasiados problemas físicos, se ha recuperado para la causa a Ginóbili, otro veterano de 34 primaveras, que representa al espíritu glorioso y batallador que desequilibra partidos saltando a la pista desde el banquillo con galones de titular.
Popovich ha sido capaz de cambiar el estilo de juego y ha sabido encajar sus piezas angulares en un sistema más alegre y ofensivo sin perder ni un ápice de la agresividad defensiva que ha caracterizado a los Spurs desde que tomara las riendas de la franquicia en 1996. El éxito ha sido rotundo y estos ‘playoffs’ no hacen más que confirmarlo. De momento, máximo beneficio con el mínimo desgaste –ocho triunfos en otros tantos partidos, el único que lo ha conseguido-, y San Antonio cuenta con la ventaja de campo a favor en todas las eliminatorias. Pero Duncan y compañía no piensan más allá del próximo choque ante Oklahoma. Ya habrá tiempo de pensar en anillos. No tienen prisa, aún les queda cuerda para rato.
Pese a los rumores que han sonado durante toda la campaña sobre su cercana retirada, el pívot lidera a unos veteranos Spurs que están arrasando en los ‘playoffs’
A sus 36 años, el mejor cuatro de la historia sigue dando lecciones de talento junto a la vieja guardia de San Antonio, en la que también se integran el técnico Popovich, Parker y Ginóbili

El baloncesto visto desde el punto de vista del aficionado

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