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El gran muro blanco

Eaton coloca uno de los múltiples tapones de su trayectoria en la NBA.Los buenos taponadores pueden serlo bien por unas fantásticas capacidades atléticas y un buen ‘timing’ que les permiten coordinar milimétricamente su salto vertical con el lanzamiento del rival, o bien por tener una presencia imponente bajo el aro basada en la suma de centímetros, envergadura y kilos que amedrenta a los tiradores contrarios.

De la primera clase es Serge Ibaka, que esta semana ha entrado en los libros de la mejor liga del mundo al convertirse en uno de los jugadores más jóvenes en alcanzar los 500 tapones en su carrera. Al ÑBA le han bastado tres temporadas para conseguirlo, y 22 años. Entre los clásicos, Hakeem Olajuwon figuraría como uno de los principales exponentes del poste coordinado y fino, e intimidador infatigable.

Entre los segundos, el primero que viene a la cabeza, por su particular historia y por su imagen poco ortodoxa, es Manute Bol. El sudanés, largo y delgado como una vela, tiró de sus 2,31 metros y de sus brazos interminables para hacerse con una carrera relativamente sólida basada en los tapones (sumó más bloqueos de tiros rivales que puntos anotados en diez años en la NBA) sin despegar los pies del suelo.

Pero uno de los más grandes –en tamaño y en esta faceta del juego- ha sido el gigante blanco Mark Eaton. Desde luego, no aparecerá nunca en una lista de los jugadores más mediáticos ni en una de los más estéticos, pero el californiano asustaba con sus 2,24 metros y 132 kilos y los rivales veían en él a un muro extremadamente difícil de asaltar. Los números con los que cerró una carrera de once años en Utah son espectaculares -3,5 tapones de media, récord absoluto de la historia-. Precisamente, este domingo se cumple el aniversario del final de la temporada en la que logró el promedio de tapones más alto de la competición. En la campaña 1984-85 se convirtió en la pesadilla para los jugadores de las franquicias rivales a los que castigó con 5,6 bloqueos por noche. Además, el enorme poste se llevó en este mismo año el premio al mejor defensor (luego repetiría en 1989).

Eaton no fue un gran anotador, de hecho, tampoco era un insigne reboteador, pero en la franquicia de Salt Lake City coincidió con Karl Malone y John Stockton y se convirtió en la sombra alargada que daba tranquilidad a la pareja perfecta de los Jazz y llegó a disputar un ‘All Star’.

Aunque los méritos del pívot de Utah son indudables, como la estadística de tapones no comenzó a contabilizarse hasta la temporada 1973-74, no se puede justificar con datos que quizás otros grandes jugadores anteriores a esta fecha podían figurar como los más grandes de la lista de bloqueadores. El gran George Mikan estaría entre los mejores, igual que el ‘rompemarcas’ Wilt Chamberlain o Bill Russell, posiblemente el mejor jugador defensivo de la historia de la liga y el primer pívot que dominó la liga sin tener el balón en sus manos cerca del aro rival.

El pívot de los Jazz Mark Eaton cerró 1985 con la media (5,6 por partido) más alta de tapones de la NBA y es el jugador con el récord absoluto de porcentaje de bloqueos de la historia (3,5)

 

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