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Itsaso Álvarez

Colomba. Todo mujeres

La tripa de la embarazada

Desde que a la mujer le confirman que está embarazada, su tripa se convierte en objeto de mimo: se la toca a menudo, se coloca de lado frente al espejo para ver si ha crecido o la compara con la de otras futuras mamás. Y comienzan las preguntas.

– ¿Cuándo empieza a notarse la tripa?

Al menos durante los tres primeros meses de embarazo, el útero está oculto en la pelvis y aún no aparece en el abdomen. Habrá que esperar al quinto mes de embarazo para que el fondo del útero llegue a la altura del ombligo y la tripa sea evidente. De todas formas, puede notarse antes o después dependiendo de la edad, la constitución de la mujer (sobre todo el peso que tenga antes de la gestación) y de si es o no su primer embarazo.  Cuando ya ha sido madre antes, los músculos rectos transversales de las paredes de su abdomen (que van desde las costillas hasta la famosa línea alba) están cedidos y se aprecia primero. Además, en las mujeres con la pelvis más estrecha, el feto tiende a encajarse antes, lo que da apariencia de mayor volumen de barriga.

– ¿Cómo crece?

La situación de la tripa va variando a lo largo de la gestación dependiendo de la colocación del útero. Comienza a crecer por debajo del ombligo y va ascendiendo progresivamente hacia el pecho. Durante el primer trimestre apenas aumenta de volumen y no pasa del pubis. Es entre el cuarto y el quinto mes cuando la cintura desaparece, las caderas se redondean y la tripa se sitúa a la altura del ombligo. En el sexto mes está dos dedos por encima del ombligo y, en el octavo, cuando alcanza su máxima amplitud, se sitúa entre las costillas. Será a partir de la semana 36ª cuando el útero descienda un poco y con él la tripa.

– ¿El tamaño de la tripa depende del peso del feto?

Cuanto más avanzado esté el embarazo, mayor va a ser el abdomen, pero el tamaño del bebé no es lo único que influye en el crecimiento de la tripa. Una barriga grande puede deberse a un exceso de gases o de grasa o, simplemente, a una cantidad mayor de líquido amniótico. Además, puede ocurrir que las mujeres con una curvatura acentuada de la columna vertebral, tengan un abdomen más sobresaliente, lo que da apariencia de ser más voluminoso. Hay también madres que se preocupan porque tienen poca tripa y piensan que el bebé no está creciendo adecuadamente. Y no tiene por qué ser así. El ginecólogo sospecha de posibles anomalías cuando la altura del útero no concuerda con las semanas de embarazo, en ese caso lo que mide es el tamaño del útero, no del abdomen. Después se diagnostican mediante mediciones fetales ecográficas.

– ¿Su forma tiene que ver con el sexo del bebé?

Es común escuchar a las abuelas decir que si la tripa es picuda será un niño y si es redonda será una niña. Pero no es más que otro mito sobre la gestación. No hay ninguna relación entre la forma del abdomen materno y el sexo fetal. El aspecto dependerá de que la mujer sea primípara o multípara, de su constitución, de la forma que tenga el útero (algunos úteros son más alargados y otros más anchos, dando a la tripa una apariencia más redondeada) y, por último, del tamaño del feto (si es pequeño, la barriga suele ser más picuda y si crece más, redondita).

 – ¿Por qué se sienten pequeños golpecitos en la barriga?

Son movimientos fetales. Cuando son rítmicos pueden deberse a que el bebé tiene hipo. Pero no hay por qué preocuparse, ya que no indica anomalía alguna. A veces también pueden sentirse los latidos de la propia mujer, sobre todo si descansa boca arriba, por la ligera compresión de la aorta abdominal. La propia mamá suele distinguir perfectamente unos golpecitos de otros.

 – ¿La tripa caída significa que ya se está de parto?

Puede significar muchas cosas y, entre ellas, que la mujer está de parto. Al final del embarazo la cabeza del feto se acomoda en la pelvis materna y se produce un descenso de la altura uterina. Por eso la mujer nota que su barriga ha descendido, pero no quiere decir que el parto sea inminente.

– ¿Cuándo empiezan a notarse los movimientos del feto?

Los movimientos fetales pueden comenzar a notarse sobre la semana 16ª o 18ª aunque varía mucho según la mujer y los embarazos que ha tenido. Un factor importante a tener en cuenta es la localización de la placenta. Cuando se halla situada en la cara anterior del útero, actúa como una almohadilla entre el feto y la pared abdominal de la madre que amortigua las sensaciones de los movimientos del futuro bebé. En cambio, cuando se encuentra situada en la cara posterior, no es un obstáculo para notarlos y la madre los percibe antes.

(Fuente: artículo de Carmen López, en Serpadres.es)

Por Itsaso Álvarez

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