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El mirador del indiano

La doctrina del miedo II

Hace ya unos tres años publiqué en este mismo espacio una nota que titulaba “La doctrina del miedo”. Me refería allí al estado latente y permanente de perturbación que padecía la colectividad decente venezolana, ante los desmanes del régimen opresor liderado por un sempiterno ignorante inmoral que subyugaba Venezuela.

Pues bien, sobre esa situación, sobre esa sensación de miedo que ponía de manifiesto en el escrito aquél, puedo decir con absoluta convicción que lejos de disminuir ha aumentado y mucho desde entonces a hoy. Sin riesgo alguno de exagerar, en términos generales la sociedad venezolana actual vive más atenazada que nunca por ese trauma impuesto que la oprime y a veces hasta paraliza.

El  venezolano de estos días (aquí entrarían ricos, pobres, tirios, troyanos, moros y cristianos) le tiene miedo a una infinidad de cosas:

Le tiene miedo a quedarse sin empleo pasando en un santiamén de técnico industrial o ejecutivo financiero a vendedor callejero de cebollas, aguacates, pañales infantiles o bragas de señora, engrosando así la lista del “colectivo buhoneril”.

A dejarse la piel y que le salgan canas verdes en el eterno peregrinar por supermercados, farmacias, mercadillos etc. y no encontrar a ningún precio determinados alimentos o medicinas básicas para sus necesidades diarias. Mientras que en los puertos y almacenadoras (feudos cubanos) se pudren miles y miles de toneladas de alimentos importados, por culpa claro está, de los opositores golpistas infiltrados en el gobierno.

A enfermarse y tener que “caer” en algún hospital público, creado sí, por gobiernos anteriores vasallos del Imperio, pero en el que hoy no funcionan los equipos, ni los aseos, ni los ascensores (de quedar alguno vivo es por obra y gracia de la Divina Providencia) y donde desde el instrumental básico de trabajo, hasta insumos tan elementales como guantes, inyectadoras, gasa, termómetros etc. etc. se encuentran desaparecidos desde los tiempos de la gripe española… chavista.

A que al llegar a su casa la encuentre (algo muy probable por lo demás) o robada, o sin luz, o sin agua, o las tres cosas. Y para colmo de males (estos son menores) le tenga que ver y escuchar al comandante supremo en un Aló Presidente de los de ocho horas y media, asegurar que son sabotajes cometidos por la oposición en conchupancia (contubernio) con el Imperio gringo.

A que un mal día reciba la “visita” de una panda de piqueteros profesionales (lumpen puro) de boina y camiseta roja, comandados por el típico “enteradillo de barrio” que no ha dado palo al agua en su inútil vida y le saquen a empellones de su finca, negocio, empresa etc. aduciendo que ha sido “expropiado por la revolución”.

A que una mañana cualquiera lo pongan a hacer “turismo urbano” con una 9 mm. en la sien, en uno esos secuestros exprés tan de moda hoy y que con suerte lo pueda contar, porque el siniestro itinerario no terminó (algo que ocurre muchas, muchísimas veces todos los días) en alguna morgue, acrecentando la estadística.

A que lo maten y rematen para quitarle el teléfono móvil, o las zapatillas, o el escapulario de la Virgen de Coromoto que le dio su abuelita, o cualquier cosa (de algún valor o no) que como dijo el Comandante sea “motivo de provocación capitalista burguesa”.

A verse forzado a emigrar y buscarse la vida en países de los que en un pasado reciente, salieron (por y en circunstancias muy parecidas) muchos padres o abuelos de los que se van hoy. (1*)

Yo…o el diluvio

Mientras tanto, el comandante del micrófono acaba de sentar otro precedente. Si bien es cierto que los regímenes dictatoriales ­de cualquier signo ideológico siempre han sido y son especialmente duchos en apelar al miedo como instrumento de manipulación y control político, al menos en Latinoamérica jamás se había escuchado decir a un Presidente o aspirante a serlo semejante parida: voten por mi porque si no gano vamos a una guerra civil.

Así pues, el miedo al que me refiero y denuncio otra vez hoy guarda directa relación con la salud democrática e institucional de la Nación, y nos da la medida de la catadura legal y moral de la primera magistratura del país, ahora en la doble función de presidente y candidato a ser reelegido, por ser él quien lo promueve.

En segundo lugar, tiene que ver con la supuesta independencia e imparcialidad del ente regulador Consejo Nacional Electoral (CNE) integrado por la reputada banda de “las cuatro fieles sirvientas” (cuatro de los cinco rectores son militantes oficialistas) que en el transcurso de estos 14 años de apagón democrático chavista ha alcahueteado con cinismo y descaro intolerables todo tipo de ventajismos, ilegalidades y trampas varias en favor del régimen. Ventajismos, argucias y artimañas que se han visto corregidas y aumentadas en los últimos meses (o años) de campaña electoral.

Este miedo inmovilista, especie de pánico paralizante que con las bendiciones del CNE el primate inflado trata de imponer, es promovido también de otras maneras y está dirigido a dos audiencias específicas. A los más pobres se les pretende atemorizar con la amenaza de que si  Chávez perdiera el poder, ellos serían humillados, atropellados y despreciados por los más ricos. Y a los menos pobres (clase media incluida) se busca intimidar con la amenaza de que si el animal de monte no ganara las elecciones, los primeros bajarían de los cerros (favelas) y los arrasarían.

La tesis magistral que propone el ilustre resentido social (furriel-cantinero héroe del museo militar) no es otra cosa que la continuación ad infinitum de la lacerante realidad actual, es decir, el reparto de las migajas del “festín patrio” entre sus tuteladas y amadas huestes de malvivientes, saqueadores, invasores, ocupas, refugiados permanentes y mendigantes profesionales, esclavizados todos ellos a su “benefactora voluntad”.

Esas fulanas encuestas

Las encuestas de opinión (que las hay para todos los gustos, colores y olores) proyectan resultados muy ajustados, con posibilidades ciertas de que la oposición unificada logre los votos necesarios que desalojen de la presidencia a un ególatra criminalmente incompetente y termine una larga etapa de desafueros, recuperando Venezuela la democracia que Chávez ha desnaturalizado al punto de hacerla irreconocible.

En todo caso, Hugo Chávez en lugar de demostrar con hechos el acatamiento democrático al resultado de las urnas, en sus mensajes de todopoderoso führer charlatán, insinúa por activa y por pasiva que cualquiera fuere el resultado no abandonará el poder. (2*)

En su acostumbrado lenguaje soez y escatológico el esclarecido comandante por la “desgracia de Dios”,  ha salpimentado su campaña electoral de amor patrio eterno con frases que engrosarán el ya abultado volumen de la insoportable babosearía socialista bananera del siglo XXI:

Tenemos que neutralizar los planes golpistas de la burguesía.

Se puede desencadenar una guerra civil porque ¿quién puede pensar que el pueblo se quedaría con los brazos cruzados?.

Tengo informaciones sobre un plan de la oposición para desconocer los resultados del 7 de octubre y cantar victoria para el candidato opositor.

Ellos (la oposición) se están preparando con algunos aliados en otras partes del mundo, con medios de comunicación y organizaciones internacionales de la derecha para cantar victoria antes de que el Consejo Nacional Electoral anuncie los resultados.

La oposición desconoce la Constitución y las leyes y se dedica a criticar al árbitro y a anunciar que el fraude ya está montado.

Nosotros tenemos que estar preparados para hacer frente a esa situación, porque la oposición va a promover la violencia con el apoyo del gobierno de Estados Unidos y otros gobiernos de la extrema derecha.

Tenemos que neutralizar los planes golpistas, los planes desestabilizadores para garantizar la estabilidad del país, para garantizar la paz y la continuidad del proceso.

La oposición venezolana tiene un paquetazo neoliberal oculto para ser aplicado en caso de llegar a la presidencia.

¿Qué les conviene, una guerra civil? eso sólo le conviene a la derecha fascista encarnada por el majunche (término despectivo para referirse al candidato opositor Capriles Radonski)

Hasta a los ricachones, hasta a las familias ricas que les gusta la tranquilidad, les interesa que gane Chávez.

Para tratar de impedir lo que pareciera ser inevitable, una vez más Hugo Chávez no oculta su intención de imponer el temor generalizado y está tratando de meterle en el cuerpo al pueblo, ese miedo que él mismo está experimentando ante una muy posible derrota que lo liquidaría definitivamente del panorama político.

Hace ya mucho quedó evidenciado que ese mal chiste del tal Socialismo del Siglo XXI, con sus comunas, fundos zamoranos, desarrollo endógeno, agricultura urbana, guerra asimétrica contra el imperio, poder popular, gallineros verticales etc. etc. solo existía en la mente calenturienta del comandante hablador de chorradas. Como evidenciado ha quedado que este gobierno corrupto y corruptor, ha dado todo tipo de facilidades para crear una inmensa red de complicidades que saquea y desangra impunemente al país.

Algunos definen como incapaz a ese disparate desgraciado hecho gobierno, otros de ser la culminación de la podredumbre, probablemente ambos tengan razón. Aunque nada es fatalmente irreversible, la sociedad venezolana tardará varias generaciones en expulsar del alma nacional las toxinas que le han sido inyectadas durante todos estos años de auténtica pesadilla.

Finalizaba mi escrito aludido al comienzo de estas líneas, con una pregunta: quisiera saber cual es el antídoto del miedo…la respuesta estará en las urnas el próximo 7 de Octubre.

Cantaclaro

 

(1*) Cerca de 2 millones de venezolanos, mayoritariamente jóvenes profesionales bien formados, han emigrado. Los he visto desempeñando los trabajos más modestos en países como España, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y hasta en Eslovaquia, es una realidad innegable. Esa pérdida de capital humano era desconocida en Venezuela hasta la llegada del chavismo.

Según publica Transparencia Internacional, Venezuela es el país más corrupto de Latinomérica y uno de los más descompuestos del mundo. Ocupa el puesto 178 en la lista de los 183 países del globo, compartiendo ese honor con las peores satrapías africanas y asiáticas. Se parece a la cueva de Ali Babá, solo que con más ladrones.

Los venezolanos, cada año que pasa son como mínimo un 50% más pobres, aun cuando la Nación debido al precio del petróleo, ha ingresado sin control alguno más de US$ 1.500.000.000.000.- sí como lo lee un millón y medio de millones, es decir, supera de largo a lo obtenido por todos los gobiernos anteriores juntos desde que se independizó en 1823. No obstante, la deuda del país con entidades y gobiernos extranjeros asciente a la escandalosa cifra de US$ 320.000.000.000.- A lo que habría que añadir la incalculable “hipoteca” que mantiene con China por la venta de petróleo a futuro a precios viles y demás “calderilla”.

Operación oro patrio: “llega a la patria de Bolívar el oro que nunca debió salir de nuestro territorio, el Gobierno Bolivariano continúa afianzando la soberanía nacional, asegurando el futuro económico de Venezuela”… así decía la voz del locutor y las imágenes de TV mostraban una sucesión de camiones blindados y tanques militares, que trasladaban a las bóvedas del Banco Central las reservas monetarias de oro que estuvieron depositadas durante décadas en bancos de Europa. Pero así como llegó, comenzó a irse. Desde agosto de 2011, el gobierno de Hugo Chávez ha vendido 10.200 Kg. de sus reservas de oro, urgido por la necesidad de dólares en efectivo. La noticia se ha conocido apenas esta semana, tras la publicación de un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En reciente documento publicado por la Confederación Venezolana de Industrias (Conindustria), se dice que en la última década han cerrado en Venezuela el 70% de las empresas industriales. Cientos de miles de trabajadores han perdido sus puestos de trabajo.

La infraestructura de Venezuela está literalmente cayéndose a pedazos luego de años de abandono, y su capacidad industrial y agrícola ha sido sistemáticamente diezmada tras miles de expropiaciones y nacionalizaciones arbitrarias e ilegales.

El país importa ahora más del 80% de sus alimentos y el petróleo constituye un 95% de lo que recauda en exportaciones. El problema es que, junto con la empresa petrolera nacional PDVSA, el socialismo castro-chavista arrasó con casi tres cuartas partes del parque industrial nacional (de 15.000 empresas privadas que había en 1999, solo quedan 4000), e invadió, confiscó o expropió más del 80 por ciento de las tierras productivas agrícolas y ganaderas privadas para reducirlas a rastrojos, lo que ha dado como resultado que con los dólares de una PDVSA prácticamente quebrada, el país pasó a importar los productos que ya no proporcionan las improductivas industria y agroganadería ahora en manos del “pueblo”.

El llamado bolívar fuerte fue devaluado un 35% y puede que no sea suficiente luego que la vorágine del gasto público ante la próxima elección presidencial de octubre dejara un enorme déficit fiscal. El dólar se cotiza en el mercado negro a más de tres veces el valor del último tipo de cambio oficial por lo que una devaluación todavía más significativa se ve venir en el futuro inmediato a las elecciones.

El presidente Chávez está bajo mínimos en lo que a seriedad y cordura se refiere. Alguien que acusa al Pentágono de haber destruido a Haití con un arma secreta que provoca terremotos, o no está en sus cabales, o es un payaso, o las dos cosas a la vez.

Chávez tiene un cáncer con metástasis de sombrío pronóstico. Si muere en el ejercicio de la presidencia, dejará en herencia tal caos de gobernabilidad, que puede desembocar en un baño de sangre. Es una irresponsabilidad aspirar a la reelección en esas condiciones físicas, pero más irresponsable aun sería elegirlo. Eso lo saben los venezolanos.

(2*) Chávez ha aceptado de buen grado indignos pronunciamientos violatorios de la Constitución Nacional y de la reglamentación militar, por parte de altos oficiales (ascendidos por él a “dedo” y que siguen activos en importantes cargos), de no reconocer los resultados si no le favorecen.

Según afirma en su libro “Militares y control civil en Venezuela” el profesor (USB) Hernán Castillo, en Venezuela actualmente hay 1.875 generales, dice también que en los gobiernos anteriores a Chávez nunca hubo más de 10 entre generales y almirantes. A título personal añado que en EEUU la legislación castrense sólo permite 11 generales de cuatro estrellas en activo, incluyendo al jefe del estado mayor.

Ni qué decir que tanto el CNE, como el própio presidente están obligados a aclararle al país, si esas deshonrosas declaraciones, la guerra sucia desatada y la movilización de pandilleros armados hasta los dientes actuando impunemente, forman parte de un plan para desconocer la voluntad popular en el muy probable escenario de resultar electo Henrique Capriles Radonski.


    Videos ——>     http://www.youtube.com/watch?v=t0fE9iTXsug                        

                               http://www.youtube.com/watch?v=lVcaTctifxE


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Sobre Venezuela en estos infaustos tiempos de supuesta revolución...

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