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El mirador del indiano

El uno por el otro y la casa sin…

 

La población venezolana, agobiada por la crisis, también se siente decepcionada de la oposición (MUD) por la forma en que manejó tanto la negativa del régimen de permitir la realización del referendo para revocar el mandato de Maduro, como la suspensión “indefinida” de las elecciones de gobernadores y alcaldes.

A estas alturas, los venezolanos no ven salida alguna a sus padecimientos, por lo que se ha instalado en el país un estado de gran desencanto, frustración y cansancio.

Se percibe un incremento de la desconfianza en los políticos de oposición y qué decir, más de lo que ya se ha dicho, de los archiconocidos capos mafiosos rojitos. El sector que ha crecido en los últimos meses es el de los independientes que no se identifican ni con el oficialismo (PSUV) ni con la oposición (MUD).

En Venezuela se empieza a no creer en los partidos políticos y al no verse alguna luz al final del túnel, la gran masa que es la que verdaderamente padece, está buscando (parece que ahora sí) opciones “distintas”.

La credibilidad de la oposición se vio duramente golpeada el año pasado, por su decisión de asistir al supuesto diálogo ofrecido por el gobierno, iniciativa esta inmediatamente abordada por un grupo de ex presidentes cercanos al chavismo y que contó con las bendiciones del Vaticano.

La participación en el ofrecimiento fue vista por muchos opositores como uno de los mayores desaciertos cometidos por sus líderes y una señal clara (pese a los esfuerzos que se hacen por desmentirlo) de que no existe una unidad de acción, un consenso, sobre cómo enfrentarse a ese régimen opresor, hambreador y ladrón.

Quienes se empeñaron en participar en el diálogo, hicieron un análisis situacional totalmente absurdo. Pareciera que no se habían enterado, quiero pensar que así fue, pese a todas las pruebas fehacientes que ha habido en las casi dos últimas décadas, de la clase de calaña totalitaria con vocación de perpetuidad del interlocutor que tendrían “dialogando” frente a ellos.

Tampoco repararon en todo lo que perderían y tanto temen esos capitostes revolucionarios, una vez retomadas la democracia y libertad en Venezuela. Perderían la continuidad de la rapiña en el festín y como no hallarán dónde esconderse, le tienen (esto es lo peor) verdadero pavor a lo que inexorablemente les espera en los tribunales nacionales e internacionales, cuando termine su “fiesta”. (*)

Dicho de otra manera, lo que ha debido hacer la MUD respecto al “timo” de la mesa de diálogo es rechazarlo de plano, así sin más.

Todo el mundo sabe que esos malhechores no están dispuestos a dejar el poder así de fácil: revocatorio, elecciones generales, moción de censura parlamentaria u otra facultad constitucional.

Por el contrario, al no tener posibilidad alguna de escape (si ponen un pie fuera del país van de cabeza a la trena) están condenados a seguir “presos” indefinidamente en sus jaulas de oro domésticas.

Así las cosas, tratan desesperadamente de ganar tiempo, con la esperanza puesta en que el precio del petróleo suba (entran más dólares, importan otra vez de todo, reanudan las “regaladeras” y regresan los apoyos clientelares) y se revierta la situación actual. Mientras eso no ocurra, seguirán estirando la gomita hasta que no aguante más y se les rompa en la cara. Y saldrán, qué duda cabe, pero lo harán por la vía de los “hechos consumados”: huelga general, desobediencia civil u “otra”.

En lo que a mí se refiere, tengo muy claro que la tal mesa de diálogo fue otro balón de oxígeno para el moribundo forajido, osea, una tomadura de pelo más, producto del laboratorio comecocos cubano-castrista.

En ese batiburrillo de partidos, intereses y querencias que componen la MUD, hay personas (las más) de intachable integridad e indiscutible valía, que conocen los problemas y tienen el coraje de decirlo.

Hay otros, como los anteriores, que sabiendo lo que ocurre callan porque tienen miedo de manifestarlo públicamente. Pero hay además otros (esto pasa hasta en las mejores familias) que mantienen las apariencias, pero se han alineado ya definitivamente con el gobierno buscando algún acomodo dentro del pillaje. Estos últimos son los que siguen apoyando el fulano diálogo, sabiendo que solo beneficia a los caciques y sus tribus asociadas, habida cuenta de que son caimanes del mismo charco.

Los dirigentes decentes de la MUD, que aún creen y luchan por sacar a Maduro de la presidencia, deben entender que tienen el enemigo en casa y que en la práctica están como si hubieran sido infiltrados por falsos opositores pagados por el gobierno, de ahí que es imperativo hacer antes que nada, una buena limpieza de esos “acomodaticios trepadores” que siempre ha habido y habrá… hasta que el mundo se acabe.

Cantaclaro

(*) Una de las denuncias en distintos Organismos Internacionales de Justicia:

El 26 de septiembre de 2016, el Observatorio de Derechos Humanos del Centro de Estudios para América Latina, CASLA, introdujo ante la Corte Penal Internacional (consideradas como crímenes de lesa humanidad) una lista de por lo menos 33 altos funcionarios del Gobierno de Nicolás Maduro, como copartícipes o como cómplices en la comisión de torturas o por su inacción para evitarlas.

Entre esos altos funcionarios se encuentran, además del propio Maduro, los vicepresidentes de los últimos cinco años, gobernadores de estados, ministros, fiscales, jueces, militares, así como directores de distintos organismos de Seguridad del Estado.

La mayoría de las víctimas fueron torturadas para obtener de ellas falsas acusaciones contra líderes, militantes o manifestantes de la oposición, además de ser usadas como castigos ejemplarizantes a la población en general.

Las torturas consistían en: asfixia con bolsas plásticas, electricidad, golpes con palos, cascos, peinillas, patadas, amenazas de ser quemados, asfixia bajo agua, posiciones inhumanas como suspendidos de ganchos por largos períodos de tiempo etc.etc Algunas víctimas recibieron descargas eléctricas, otras fueron golpeadas y vejadas dentro de tanquetas militares, otras fueron rociadas con gases tóxicos directamente en el rostro, muchas fueron objeto de torturas sexuales como violación, amenazas de violación, actos obscenos, desnudamiento y la mayoría sufrieron aislamiento por varias semanas posteriores a su detención, sin derecho a llamar ni a su abogado ni a su familia.

El pasado 9 de enero, Nicolás Maduro creó una estructura de represión a la que llamó “Comando Antigolpe”, integrada por el Vicepresidente Tareck el Aissami, la ex Ministra de la Defensa Carmen Meléndez, el Ministro de la Defensa General Bladimir Padrino López, el General Néstor Reverol, el diputado Diosdado Cabello, el General Gustavo González López y el General Iván Rafael Hernández, todos ellos acusados en la denuncia interpuesta en la Corte Penal Internacional, como autores intelectuales e incluso algunos, señalados por las víctimas como participantes directos. Esta nueva estructura es ahora la encargada de vigilar la “seguridad ciudadana y la paz social”, y a tan solo 72 horas de su formación, detuvo a cinco dirigentes políticos de los partidos Primero Justicia y Voluntad Popular, incluyendo al Diputado Gilber Caro.

Fragmento del informe del 14-3-2017 de Luis Almagro (Secretario General de la Organización de los Estados Americanos OEA) sobre Venezuela:

 …En mi calidad de Secretario General de la Organización de los Estados Americanos O.E.A es con desencanto que presento este informe de seguimiento en que se expone el ulterior deterioro de la situación en Venezuela. En la redacción de este informe hay tres certezas:

La objetividad de los hechos recogidos en estas páginas

La importancia de los principios interamericanos

La convicción de que, tarde o temprano, la democracia volverá a ser el sistema de gobierno en Venezuela.

La democracia es el gobierno del pueblo. Quienes son elegidos para representar al pueblo deben servir de instrumento para canalizar el sentir de la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones. Los representantes electos deben ser responsables ante el pueblo.

Desde hace más de un año, el mensaje a la ciudanía venezolana ha sido que era la hora del diálogo. Sin embargo, el diálogo ha fracasado. No podemos permitir que la premisa del diálogo siga siendo utilizada como cortina de humo para perpetuar y legitimar el poder autoritario en Venezuela.

Diferentes sectores políticos venezolanos, especialmente aquellos más afines al Gobierno, incluidos algunos sectores opositores, así como parte de la comunidad internacional han intentado presentar un mecanismo de diálogo como la solución a la crisis humanitaria, social, económica, financiera y política al pueblo venezolano.

Ese mecanismo de dialogo fue decisivamente funcional a la estrategia del Gobierno de sostenerse en el poder a partir de reiteradas y continuadas violaciones a la Constitución. Esas violaciones a la Constitución tuvieron efectos devastadores sobre los derechos del pueblo y de los representantes electos por la gente.

El pueblo de Venezuela se enfrenta a un Gobierno que ha dejado de ser responsable. La Constitución ha dejado de tener sentido.

El estado de derecho no está vigente en Venezuela, ha sido eliminado por un poder judicial completamente controlado por el Poder Ejecutivo, que ha anulado cada ley aprobada por la Asamblea Nacional (AN) así como sus potestades constitucionales o los derechos del pueblo, especialmente sus derechos electorales.

Hoy en Venezuela ningún ciudadano tiene posibilidades de hacer valer sus derechos:

Si el Gobierno desea encarcelarlos, lo hace.

Si desea torturarlos, los tortura.

Si lo desea, no los presenta a un juez.

Si lo desea, no instruye acusación fiscal.

El ciudadano ha quedado completamente a merced de un régimen autoritario que niega los más elementales derechos. Estos atropellos han sido instrumentados y ejecutados en paralelo a un proceso de mediación que vio por esta razón socavada su credibilidad.

La corrupción es generalizada y la economía va en caída libre. No hay suficiente comida, los servicios de salud son extremadamente precarios, y la profunda crisis humanitaria es de una escala inaudita en el Hemisferio Occidental. Se ignoran los derechos civiles y políticos. Todo en interés de preservar la riqueza, el privilegio y la impunidad de quienes se aferran al poder.

Las recomendaciones formuladas en el primer informe al Consejo Permanente se proponían contribuir a una solución que, como se dijo desde un inicio, debe ser venezolana y por parte de los venezolanos, una solución que garantice el retorno a la democracia y al estado de derecho en ese país…

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Sobre Venezuela en estos infaustos tiempos de supuesta revolución...

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