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El mirador del indiano

La doctrina del miedo (Mensaje en la botella)

He titulado esta nota aludiendo una sensación de miedo, porque el miedo existe, la psiquiatría lo define como perturbación angustiosa aguda… yo añadiria algo más.

Hoy me ocuparé de darle al miedo la venezolanidad como carta de naturaleza, sin más requisitos de los que están manifiestamente visibles a todos los ojos que lo quieran ver.

Antes que expresar un miedo personal que por lo demás, en mis años vividos en ese país bien que lo sufrí y nunca oculté, me referiré a un miedo ciudadano, generalizado…y es que una serie de factores puestos en escena por el gobierno que hoy desquicia Venezuela, parecen diseñados precisamente para amedrentar a su población en general, y en particular a todo aquél no identificado con esa parodia de Gobierno que se entretiene jugando a una supuesta revolución (aunque lo de jugar suene a mal chiste y lo de revolución a robolución).

Y lo hago abiertamente, aspirando a que sirva para advertir a otros acerca de las circunstancias hostiles que ciertamente campan hoy (y quien sabe hasta cuando) en un país maltrecho, caótico, anárquico, peligroso, rico pero miserable que lleva por nombre República y por (rebautizado) apellido Bolivariana, a partir (por decir solo algo) de la megalomanía de un cabito de ronda ignorante, delirante y gritón, en función de Jefe de Estado.

Los venezolanos (al menos las nuevas generaciones democráticas) siempre fueron libres para expresar su pensamiento. De ello han sido reflejo los periodistas, los columnistas y todos aquellos que de alguna manera tienen o han tenido acceso a los medios de comunicación. A veces con excesos, debe reconocerse, pero siempre preferible a la certeza del silencio…por miedo.

El miedo disgrega, levanta murallas reales y ficticias, y el miedo paralizante es el estado ideal que persigue el gobierno de Chávez y su “institucionalidad”. Para ello se han creado leyes amañadas y se penaliza la crítica al estamento militar o al funcionariado público. Si esto es así, como de hecho lo es ¿Qué decirles cuando esa crítica va dirigida al “ocupa” del Palacio de Miraflores?

Los periodistas que investigan y exponen sus dudas sobre los recientes comportamientos, modos de vida y repentina riqueza de altos funcionarios del Estado, terminan siendo los investigados y son señalados por el Gobierno como desestabilizadores.

Algunos son llevados a juicio acusados de calumnia, difamación o vilipendio.

El objetivo es siempre el mismo, infundir miedo, tanto en ellos de manera directa tratando de inhibirlos en el cumplimiento de su profesión como en los “otros” a los que mediante el “ejemplo” se pretende amedrentar.

Cuando un dirigente político o periodista opositor realiza una denuncia pública, hecho absolutamente válido y normal en cualquier régimen democrático en el cual coexistan gobierno y oposición, la reacción del funcionario chavista denunciado no es la natural, es decir, proceder a contradecir la acusación, a explicarla… no.

Sin entrar en el fondo de la imputación, el funcionario aludido de manera automática denuncia una “conspiración” en su contra o un intento de desestabilizar la tan cacareada “institucionalidad”. Se abraza a su colectivo oficialista para tratar de hacer ver que la denuncia forma parte de un supuesto plan orquestado que no pretende sólo acusarlo a él, sino que peligra todo el sistema.

Arropado a ese colectivo se hace el gallito fuerte para destruir y sepultar a su denunciante, quien termina siendo el denunciado, investigado, hostigado y eventualmente sentenciado. ¿Y el gallito ? el rey de la gallera.

En manos de este mal llamado gobierno, dechado de carencias, corruptelas y complejos de todo tipo, este fatídico instrumento (tan viejo como el planeta mismo) ha venido siendo perfeccionado y sus frutos se observan en los diferentes sectores de la sociedad.

No queda institución o persona que pretenda ser autónoma del dominio presidencial que no reciba los insultos más soeces o sea víctima de la persecución más feroz. Este ocupa de la Presidencia de la Nación, no conoce la vergüenza, no se detiene ante nada, no tiene ningún escrúpulo…ninguno.

Pues bien, yo personalmente acuso a las altas jerarquías del estamento político-militar chavista de malversación de dineros públicos, de enriquecimiento ilícito continuado, de tráfico de influencias, de extorsión al empresariado, de complicidad necesaria en asesinato (puente Llaguno y Altamira entre otros) y de persecución despiadada a todo lo que no sea santo de la devoción de Castro y Chávez (cualquiera sea el orden).

Yo acuso a ese nefasto Gobierno de recibir y ejecutar las directrices del decrépito decano de los dictadores de América, Fidel Castro, quien ahora en el ocaso de su vida y por obra y gracia de los cuantiosos petro-recursos económicos de su compinche tonto útil Hugo Chávez (aprendiz de tirano que se adueño de Venezuela) vislumbra una luz en el túnel del oscurantismo insular y está ¡por fin! exportando su revolución, el “mar de felicidad” de Cuba, esa isla mártir sumida en el horror de un dictador perpetuado a sangre, fuego y miedo, sobre la tierra de José Martí.

Y responsablemente digo además que Venezuela se encuentra al día de hoy, en el más absoluto caos e inseguridad jamás vistos en América Latina y tal vez (salvedad hecha, si acaso, de Irak y Afganistán ) en el mundo.

Tras 10 años de escarnio, regresaron al país, la malaria, el dengue, el paludismo, los apagones eléctricos, el racionamiento de agua, la mendicidad, la desnutrición etc.etc. y pare Ud. de contar.

Los petrodólares van a Perú, Bolivia, Ecuador y Nicaragua a combatir el imperialismo yanqui y a Cuba como salvavidas de una revolución en la que ya nadie cree, mientras el país entero es un chiquero donde el hampa reina, la policía extorsiona a la luz del día, casi la mitad del parque automotor rueda sin siquiera matricula, conseguir un pasaporte es más difícil que subir al Everest y las invasiones a edificios y fincas se auspician desde el balcón del Palacio de Miraflores. Donde lo más preciado del hombre, su vida, nada vale, nada importa.

Decir también, que el silencio que se ha logrado en varios medios de comunicación o la neutralidad (autocensura) que se ha obtenido de algunos periodistas o dirigentes políticos son evidentes y que la necesaria complacencia de una parte del mundo empresarial tratando de sobrevivir, se materializa cuando son exhibidos en reuniones televisadas cuyo único objetivo es mostrarlos ante el país cual borreguitos finalmente sometidos…qué vergüenza.

Termino esta nota con un mensaje (grito de esperanza) que meto en la botella y la arrojo al mar:

Sí, el miedo es como el veneno de la mala serpiente que al picar se extiende, genera desconfianza, paraliza, lo invade todo, lo descompone todo…contamina a niveles tales que termina por afectar incluso la credibilidad de aquellos a los que alguna vez uno consideró sus amigos.

Pero en el corazón del hombre siempre queda algún resquicio por el que introducir un antídoto neutralizador de la maldad y restablecedor de aquellos valores que dimos por perdidos.

Quisiera saber cual es el antídoto del miedo.

Cantaclaro


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Sobre Venezuela en estos infaustos tiempos de supuesta revolución...

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