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El mirador del indiano

El comandante

La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos, nada es tan peligroso como dejar permanecer a un mismo ciudadano largo tiempo en el poder, el pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.

Simón Bolívar (Discurso de Angostura 20 febrero 1.819)

Un aprendiz de dictador con delirios de grandeza llegado del mundo rural venezolano, se ha creído hasta ahora capaz de pasarle una apisonadora por encima a todos los derechos de sus conciudadanos, para aplastarlos y convertirlos en migas:

El sujeto

Hugo Chávez es un individuo realmente insoportable: mandón, arbitrario, prepotente, petulante, machista, ignorante, demagogo, incompetente, populista, pendenciero, vulgar, militarista, déspota, narcisista, megalómano, ególatra y…feo, tiene un poco (mucho) de todo eso.

Este elemento, debe pasar el tiempo libre que le conceden sus eternas peroratas por TV, en algún recóndito escondrijo inaccesible a profanos del Palacio de Miraflores, sintetizando pócimas y recitando conjuros, que un anciano moribundo le manda todos los días desde una isla caribeña de su propiedad. ¿Logrará dar con la formula milagrosa que saque del caos en que ha metido (de puro disfuncional) a un país que alguna vez se llamó Venezuela?

El predicado

El ejercicio de la primera magistratura por parte de ese sujeto, no ha sido otra cosa que una sostenida cadena de artimañas y despropósitos. Los desafueros que caviló durante sus primeros siete años de gobierno, los puso en práctica de manera lenta, calculada (nunca ocultaron su “plumero”) para no disparar las alarmas y dejar al descubierto sus verdaderas intenciones.

Pero a partir de las elecciones del 3 de diciembre de 2.006, sintiéndose ya César, cambió el ventilador de sus babas por el cetro con forma de ametralladora y dispara amenazas que día a día se hacen realidad. Para ello ha contado con la inestimable e imprescindible colaboración de los poderes públicos (Legislativo, Judicial y Electoral) fraguados claro está, bajo la indignidad de sus integrantes.

Si sumamos a la jerga cuartelaría el decir llanero (tan familiares ambos para el susodicho) se podría concluir en que: cumplidos todos los objetivos, Venezuela ha llegado al llegadero.

El verbo

Fue con uno de los 200.000 relucientes fusiles Kalachnikov, recién adquiridos a golpe de petrodólares al nuevo emperador ruso Vladimir Putin y apuntando a una cámara de televisión, cuando el año pasado lanzó su primer edicto contra las televisoras privadas en general y Radio Caracas Televisión en particular. Y fue también en diciembre del mismo año, ante sus subalternos militares reunidos en Fuerte Tiuna, donde sentenció la muerte definitiva de ese canal. (*)

Quienes creyeron que el Tribunal Supremo de Justicia se atrevería a desafiar al amo, pecaron más que de ingenuos, y aquellos que pensaron que retrocedería ante la reacción internacional, no conocen la psiquis del personaje. Una de las características predominantes del narcisismo y la megalomanía, es la creencia de que no existe poder superior alguno del que tiene quien las padece.

Cerrado por robolución

El cierre de RCTV, la emisora de televisión independiente más antigua y de mayor audiencia, es un daño irreparable a la democracia imperfecta, hecha por una dictadura perfecta.

Todas las mentiras que han dicho Chávez y sus monaguillos, más la argumentación confusa, sesgada y falaz de la sentencia emanada del Tribunal Supremo, no pueden ocultar el fin ulterior que se persigue: acallar un medio de comunicación libre.

Acabamos de presenciar la muerte de un canal de televisión que no se arrodilló frente al poder, como sí lo hicieron “otros” (radio y prensa escrita incluida) más dispuestos a soportar un régimen de sumisión, silencio y obediencia realmente vergonzosa. Es indignante, sí.

La clausura de un medio de comunicación hay que verla, no como una afrenta contra el ente objeto de la medida, sino como un asesinato del sistema de libertades. Por ello, el mundo democrático no aceptó el argumento oficial según el cual, no se renovó la licencia porque ese canal servía de plataforma a la “desinformación”. En este sentido, abrumadoramente, la prensa occidental y demás medios informativos libres a los que tengo acceso, se han hecho eco de este disparate, que lo llamen como lo llamen y como lo quieran llamar, no es otra cosa que la conquista por parte del régimen de la hegemonía del poder mediático.

Por citar solo uno, el editorial del 25 de Mayo del diario español El País, resume muy bien cómo se ve desde fuera esta medida: en ningún país respetuoso con las libertades se silencian los medios críticos (aunque sean muy críticos, como es el caso) a golpe de boletín oficial del Estado y con el pretexto de que expira una licencia, hecho éste incluso sometido a controversia. Los jueces suelen estar ahí para impedirlo.

Este atentado es un nuevo paso hacia la cubanización de Venezuela, como lo son: el partido único del Estado chavista, la reelección presidencial indefinida, la creación de consejos comunales a todo lo largo y ancho del país, la verticalización corporativista de la vida social y deportiva, la ideologización y entrenamiento castrista del ejército, la creación de milicias y policías populares (especie de reserva de choque bebe-sangre de cazadores de brujas) etc. etc..

Todo ello en el marco de una revolución de tipo continental, con Venezuela y sus recursos económicos producto del petróleo, por un lado, y Cuba con su amplia experiencia de 45 años de represión interna y otros tantos de participación directa en guerras extranjeras, por el otro.

!Señor¡ !Sí señor¡

La de Chávez es una administración despótica y militarizada hasta el tuétano en sus fundamentos. Muchos de quienes todavía aplauden hasta los malos chistes del “líder” y callan ante sus abusos y arbitrariedades, comentan en voz baja los potenciales peligros de un régimen signado por el militarismo autocrático del nuevo Ayatolá del Caribe, un iluminado, enfermante y enfermo que en ocho años y medio de desquiciante ejercicio, ha utilizado y desechado a miles de sus conciudadanos civiles y militares que o creyeron en él (sin programa definido) o decidieron acompañarlo en un supuesto proyecto común de dignificación popular y justicia social.

La función pública se ha ido perfilando como una de las más controladas por la “renovada clase militar” de que se tenga historia. En todos los ministerios, empresas del Estado, fundaciones e institutos gubernamentales, Chávez ha inoculado metódicamente el factor militarista de su propio ser y para su control.

Sistemas de seguridad interna comandados por militares activos o retirados, muchos de los cuales actúan desde empresas privadas de seguridad y empresas suplidoras de sistemas tecnológicos y equipos (telefonía, Internet, radiotransmisores, grabaciones ilegales, espionaje, etc. etc.), interconectados con la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) del Ministerio de la Defensa, de la Dirección de los Servicios de Inteligencia Policial (DISIP) del Ministerio del Interior y de la Casa Militar, reportan de modo directo al Jefe del Estado.

Toda la burocracia chavista está vigilada por el mismo implante militarista, cuya característica fundamental es la desconsideración humana y la inexistencia de escrúpulos de todo tipo en cuanto a lo que a derechos ciudadanos se refiere.

En definitiva, por los pasillos burocráticos gubernamentales todos los civiles están de paso. Son las mafias y camarillas militares quienes reinan, mandan y campan por sus fueros determinándolo todo, los demás les sirven, acatan y cumplen. Los militares están en la salsa de la putrefacta corrupción administrativa que caracteriza la indigesta receta chavista. Cebados en ese caldo podrido que se ha instaurado, acechan las pocas gobernaciones y alcaldías todavía en manos de civiles de distintas tendencias políticas e ideológicas.

Los ministerios de Defensa, Interior y Justicia, Salud, Infraestructura, Telecomunicaciones y las posiciones claves en el área de finanzas, hacienda, economía, relaciones exteriores y empresas básicas del Estado, están bajo la plaga del desenfrenado militarismo del “comandante”, cuyo resultado final es el régimen más corrupto y corruptor de la historia venezolana de todos los tiempos.

El problema es que mientras estos nuevos señores feudales hacen de las suyas, el pueblo, ese mismo pueblo que el “dueño del trono” dice amar tiene que retroceder en la máquina del tiempo hasta épocas de bayonetas y polainas que se creían superadas, tragar sapos y culebras y contemplar impasibles la destrucción de instituciones que con tantos esfuerzos costó crear.

A todo lo anterior, añadir también las intrigas y sordas luchas carroñeras entre facciones, que las hay y muchas…me consta.

El carnaval del miedo

Ante este panorama, mascarada de iniquidades y desafueros, incluida la comparsa de los “tirapiedras a mangos bajitos revolucionarios de siempre”, es que Chávez se siente como caimán en boca de caño. Suele aparecer disfrazado de “quiensabequé” (quepis, boina, pelo-guama, botas, casaca, charreteras, galones, liqui-liqui, guayabera, traje de Armani) gritando y amenazando…como si el miedo reverencial de sus “incondicionales amigos” fuese trasladable al resto de la sociedad.

Sirve de consuelo quizá saber que el pavor que trata de infundir, es posiblemente menor del que padece. Mientras mayor es su poder, mientras más arbitrarias sus acciones, mientras más individuos, grupos o sectores son atropellados, mayor es el temor a la reacción en forma de rabia revanchista. Entonces se rodea de guardaespaldas, usa chalecos antibalas, ya no se atreve a comer ni un bocado sin que alguien lo pruebe antes, ya no se deja tocar o manosear por ese pueblo al que dice amar, ya no duerme tranquilo. El fantasma del magnicidio lo persigue y el espanto por la posible venganza popular lo consume… así ha sido siempre.

Reír… por no llorar

La incompetencia de ese Presidente de la hasta hoy República Bolivariana de Venezuela es de antología. Han ingresado recursos económicos por exportación petrolera, como para asegurar el desarrollo y porvenir por un siglo o más. Han sido ingresos significativamente superiores a los obtenidos (juntos) en toda la historia republicana que comenzó 1.958 y terminó en 1.999, con todo y ello el atraso es exponencialmente mayor. Hay más miseria, hay más subdesarrollo, hay más inseguridad, hay más corrupción.

Cada día el progreso de la nación está más lejano, cada día hay más pobres, cada día hay más desempleados y cada día hay más (de lo que si me apuran es lo peor) lumpen social de militantes, activistas y seudo-intelectuales “orgánicos”, es decir, que organizan su desorganización… mental, sus más bajos instintos, carencias y complejos de todo tipo en función de una idea o ideal matriz, la del iluminado araguato aullador de Sabaneta el “comandante en jefe”.

Las corruptelas de los acólitos burócratas y testaferros de los que se sirve este “guía iluminado” no tienen parangón en América Latina y el Caribe. La diarrea verbal de sandeces que le caracteriza, son ya harto conocidas por los distintos mandatarios de los países que visita.

A sus espaldas, hacen chistes del dictadorzuelo folklórico (por no tener, no tiene ni sentido del ridículo) que una vez distrajo su curiosidad. Después que le han “sangrado” el petróleo que necesitan, lo dejan hablando y hablando y hablando…solo. La monserga del comandante comediante, capaz de aburrir a las ovejas hace tiempo que colmó las aguantaderas de sus “oyentes espectadores de piedra” y de estar presente la del mismísimo Job.

Pero dejando de lado la carga de incomodidad, malestar y sufrimiento que ocasiona, todo es en vano, pues sin el dineral petrolero que regala alegremente dentro para corromper y fuera para coaccionar, duraría menos al frente del país de lo que uno tarda en apagar la luz.

Citable

Les pongo unas frases cuyos autores ya olvidé:

Se puede engañar a alguien, todo el tiempo,.. se puede engañar a todos, parte del tiempo… pero jamás se puede engañar a todos …todo el tiempo.

El poder tiende a corromper …y el poder absoluto corrompe absolutamente.

La dictadura es un estado en el que todos temen a uno… y uno a todos los demás.

Ninguna revolución es buena o es mala, en un sentido o en otro… todas son como las personas que la realiza.

Cantaclaro

(*) Nosotros no podemos ser tan irresponsables de seguir dándole concesiones a un pequeño grupo de personas para que usen el espacio radioeléctrico que es del Estado, es decir, del pueblo, contra nosotros, en nuestras propias narices. A mí me importa un comino lo que diga el mundo.

Hugo Chávez (Discurso en Caracas 15 Febrero 2.007)

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Sobre Venezuela en estos infaustos tiempos de supuesta revolución...

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