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La llamada de los ochomiles

Juanito Oiarzabal retoma su proyecto de ascender de nuevo los 14 grandes e intentará en julio el Broad Peak con Alberto Zerain

Albertos Zerain y Juanito Oiarzabal, durante la presentación del proyecto.

La sangre que corre por las venas de Juanito Oiarzabal (Vitoria, 59 años) está inoculada desde hace mucho tiempo por el virus de los ochomiles. Así que era cuestión de tiempo que su mirada se girase de nuevo hacia ellos. Y ese momento ha llegado ahora. Dos años y medio han pasado desde su última expedición, al Shisha Pangma. Entonces lo dejó por prescripción médica tras sufrir un edema pulmonar que se sumó a las embolias que había tenido en el Lhotse y el Manaslu por un problema en la aorta. Y ahora vuelve a ‘su’ mundo también con el aval médico.

“Me he hecho todo tipo de revisiones y pruebas médicas y estoy bien”, explica el alpinista alavés. “A ver” -aclara de inmediato-, “no estoy exento de que me pase algo allí arriba, pero como a cualquier otro alpinista. Ni más ni menos”. Así que ha decidido retomar el proyecto de ascender por segunda vez los 14 ochomiles del planeta, algo que, por supuesto, nadie ha realizado. El primero que va a intentar de los cuatro que le faltan es el Broad Peak (8.051 m.), situado en Pakistán. Si en este las cosas salen bien, en los próximos dos años intentaría los otros tres: Nanga Parbat, Dhaulagiri y Shisha Pangma.

Y como Oiarzabal no quiere sorpresas ni disgustos, ha planificado con cuidado la expedición. En primer lugar, va a contar como compañero de cordada con un viejo conocido suyo, el también vitoriano Alberto Zerain (53 años). ‘Zeras’, como le conocen los amigos, tiene una contrastada experiencia ochomilista -suma ya siete en su haber- y es conocido por su fortaleza física y sus rápidas ascensiones, que le han evitado más de un problema. En el K2, por ejemplo, esa velocidad le permitió salir indemne el 1 de agosto de 2008 de la mayor tragedia vivida en esa montaña, que costó la vida a once alpinistas. “Alberto es uno de los tíos más fuertes que conozco. Puede subir corriendo al Broad si quiere. Y nos conocemos muy bien. Y como los cuatro ochomiles que me faltan a mí también le faltan a él hemos decidido hacer equipo. Me da mucha confianza ir con él”, explica Juanito.

Juanito explica el recorrido.

La segunda decisión de Oiarzabal es contar con un porteador de altura personal durante la ascensión. “Tener alguien a mi lado y no morirme si tengo problemas”, porque, pese al beneplácito médico para reactivar el ambicioso proyecto, reconoce que “es una incógnita cómo me voy a encontrar y no quiero sorpresas”. Y es que el alavés reflexiona que, “sin menospreciar a nadie, las últimas expediciones las he hecho sin gente de confianza,. Quizá no estaba con las personas más adecuadas para mi perfil, y no quiero que eso vuelva a pasar”.

Y llegado a este punto, es inevitable conocer la opinión de Oiarzabal sobre las críticas que remarcan el nulo interés alpinístico de su proyecto. El vitoriano, que acumula 26 ochomiles en su currículo, no quiere “entrar en polémicas” e insiste en que su proyecto 2x14x8.000 es “algo absolutamente personal que soy perfectamente consciente que no aporta nada al alpinismo. Lo único que hago es repetir ochomiles”, reconoce. “Pero, personalmente, para mí tiene su aliciente y me hace mucha ilusión. Nunca lo he vendido como un reto alpinístico de mérito y desde luego no lo voy a hacer ahora”, explica. “Es un reto personal que tengo al alcance y me hace ilusión completar, porque si lo hago seré el único en haberlo logrado, y creo que por mucho tiempo. Y si no lo consigo, no pasa nada”.

Su compañero Alberto Zerain se muestra también muy ilusionado con la expedición. “Los dos conocemos bien esta montaña (en alusión al Broad Peak). Yo me he tenido que dar dos veces la vuelta sin hacer cumbre, pero espero que si la climatología nos lo permite a la tercera lo consiga”, apunta. Y rechaza presionarse con sus propios catorce ochomiles, que asoman en su horizonte. “Ya iremos viendo cómo me veo para próximas expediciones. Por ahora lo primero es que Juanito termine su objetivo en los próximos dos o tres años”, subraya.

Los dos alpinistas, en un descanso de su travesía por la Karakorum Highway.

Los dos escaladores parten hace dos semanas de Vitoria y desde ayer se encuentran ya el el campo base del Broad Peak, tras una semana de marcha de aproximación sin contratiempos. “Han cambiado bastante la forma de hacer las cosas en ese país desde que los talibanes asesinaran a trece alpinistas hace dos años en el campo base del Nanga Parbat”, explica Juanito. “Ahora el viaje desde Islamabad y la marcha de aproximación la organiza una agencia especializada que reúne varias expediciones y nos lleva en un convoy escoltado durante 1.000 kilómetros”, añade el alpinista vitoriano. Instalados ya a los pies del Broad Peak,  iniciarán inmediatamente el proceso de aclimatación para, en la segunda o tercera semana de julio, intentar el ataque a la cumbre.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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