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Jon Garay

Aletheia

El general de cinco estrellas que acabó en … una empresa de relojes

Cualquier aficionado a la II Guerra Mundial sabe que los libros sobre la misma están plagados de historias de las grandes batallas, de acciones heroicas, de operaciones fallidas, de barbaridades sin nombre, de rivalidades incomprensibles…, de historias que, en definitiva, inflaman la imaginación del lector. Pero hay otras, más prosaicas, que no aparecen tan a menudo en los libros de historia y son, cuanto menos, de lo más llamativas. Aquí van algunos ejemplos.

Es bien sabido que Eisenhower, tras la guerra, fue presidente de Estados Unidos entre 1953 y 1961, pero no tanto que justo antes, entre 1948 y 1952, lo fue también de la prestigiosa Universidad de Columbia. De Bedell Smith se sabe que fue el jefe de Estado Mayor de Eisenhower y su brazo ejecutor, pero se tiende a olvidar su papel como embajador en la Unión Soviética entre 1946 y 1948 o su condición de director de la CIA entre 1950 y 1953. De Patton son bien conocidos su incontinencia verbal y sus enfrentamientos con Montgomery, pero no tanto su papel en una campaña de castigo en 1916 contra Pancho Villa o su participación en los juegos Olímpicos de 1912 (quedó, por cierto, quinto en pentatlón) ; de MacArthur se conoce su papel en la guerra del Pacífico o sus años como gobernador en Japón tras la guerra, pero no tanto que había sido el presidente del Comité Olímpico estadounidense durante los Juegos de 1928.

Pero para curioso, el caso de Omar Bradley, el jefe de las tropas estadounidenses de tierra en el desembarco de Normandía, presidente del Estado Mayor Conjunto en 1950… De su prestigio habla un dato: se trata del último hombre en alcanzar el grado de general de cinco estrellas en la ejército estadounidense (antes sólo lo habían logrado George Marshall, Eisenhower, MacArthur y Henry Arnold). Pues bien, el caso es que este general de cinco estrellas acabó como presidente de… una empresa de relojes. Entre 1958 y 1971 fue el máximo dirigente de ‘Bulova’, una marca estadounidense no muy conocida ahora, pero que fue la primera en poner el mercado el reloj electrónico de pulsera. Otra muestra de su potencial es que su tecnología fue utilizada por la NASA en la carrera espacial. De hecho, la empresa de Bradley luchó con Omega por el honor de dotar a los astronautas del Apolo XI -el viaje de Armstrong, Aldrin y Collins a la Luna- de sus relojes de muñeca.

En 1970, Bradley participó como asesor en la famosa película ‘Patton’ , en la que presentaba a su amigo como un general tan agresivo y temible para el enemigo como difícil de manejar e incapaz de huir de la polémica para el amigo. Resulta difícil concebir este tipo de anécdotas si sólo hacemos caso de las batallas, heroicidades -reales o supuestas-, discursos grandilocuentes…, pero están ahí. Sólo hay que buscarlas.

P.D. Para quien le interese, la batalla de los relojes de la Luna la ganó Omega.

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